Presente y pasado de Junín

El río Chimehuin y varios cerros encierran Junín de los Andes, que, a pesar de haber sido nombrada ciudad, sigue con su ritmo de pueblo tranquilo, de calles solitarias a la hora de la siesta. Acumula además una historia digna de conocerse y edificios que han visto crecer este confin neuquino. Con un plano de la ciudad en la mano, comenzamos el recorrido por la plaza San Martín, a partir de la cual en tiempos de la Conquista del Desierto se diagramó el trazado en damero de amplias calles, solares y chacras. En tiempos de fiestas tradicionalistas, se viste de gala y es eje de las actividades cívicas, musicales y culturales de Junín. Hoy araucarias o pehuenes plantados por el padre Ginés Ponte rodean la manzana; estas coníferas están directamente ligadas a la alimentación de las comunidades mapuches. La ciudad fue fundada en 1883 y una década después se construyó la primera iglesia parroquial frente a la plaza. Los integrantes del Regimiento de Infantería de Montaña 26 utilizaron cañas, barro y paja para ese edificio, que se derrumbó definitivamente en 1925.

Nos acercamos entonces hasta el edificio que hoy se conoce como Museo de Don Moisés. Integrantes de la familia Roca Jalil, los primeros comerciantes del pueblo, convirtieron el almacén de ramos generales original “La flor del día” en un museo privado. Su valor histórico y cultural es enorme, ya que allí se han reunido utensilios de campo y urbanos de antaño y documentos de la época de la conquista. Cruzando la calle, visitamos un restaurante que es un clásico en la gastronomía local y regional, el Ruca Hueney, en un local donde antes estuvo el antiguo Hotel Lanín. Nuestro recorrido nos llevó al Colegio María Auxiliadora, fundado a principios del siglo XX por una comunidad de hermanas religiosas chilenas con la intención de crear un colegio para niñas indígenas. Además del fin pedagógico y social de la entidad, el colegio se hizo conocido por una de sus alumnas: Laura Vicuña. Llegada de Chile junto a su madre, vivió en parajes cercanos a Junín de los Andes hasta afincarse definitivamente en el pueblo. Laura falleció luego de una larga enfermedad a los 13 años. Su vida ejemplar hizo que después de su muerte fuera venerada y hasta se le atribuyeran milagros. Hoy se la venera en el santuario de Nuestra Señora de las Nieves, donde aparece junto a la Virgen María. En dicho santuario conviven creencias religiosas tradicionales junto a las del pueblo mapuche y cada elemento que allí se congrega tiene un significado común en la fe de los pueblos. Visitarlo significó comprender la similitud entre los credos. A su frente, en la plaza Centenario se homenajea al sargento mayor Miguel Vidal, que estuviera al frente del puesto de avanzada que originó el pueblo. El primer alojamiento con que contó el pueblo fue el Hotel Argentino, construido enteramente con madera y demolido en la década del `80. A pocas cuadras de allí aún funciona la hostería Chimehuin, de 1947, a orillas del río y famosa entre los pescadores deportivos que llegan atraídos por la buena pesca. Dejamos para el final del recorrido urbano la costanera sobre el río Chimehuin. El rumor de sus aguas, la vegetación y un espacio verde al que se accede mediante un original puente metálico hacen del lugar un espacio de recreación y balneario muy concurridos en época estival. Nos acomodamos cerca de la orilla para descansar de nuestra caminata y sentir la naturaleza a nuestro alrededor en la mejor hora: el atardecer. Aromas de sauces y alamedas acompañaron con su especial perfume nuestro momento de descanso.