Se trata de un ameno recorrido por el mundo fantástico de los dinosaurios. Alberga réplicas de osamentas, formas de vida y elementos de trabajo de campo de los paleontólogos.
Quién puede tener una idea clara de cómo fue la vida de los dinosaurios, su hábitat, su forma de comunicación, apareamiento y, lo que es más importante, cómo desaparecieron de la faz de la tierra.
Así como la historia escrita nos presenta hechos de la humanidad en los distintos tiempos, los museos que se encargan del estudio de los dinosaurios muestran sus piezas de una forma científica y para la divulgación.
Visitamos el Museo Ernesto Bachmann, que presenta los dinosaurios con un concepto ameno, ágil y entretenido. Jóvenes guías nos revelaron cómo fueron hallados estos seres a los que sólo conocíamos como primeras figuras del cine y los cuentos.
Entre el público, encontramos matrimonios jóvenes con niños de corta edad . Hacían un alto en su viaje hacia más al sur y cumplían con la promesa hecha a sus hijos: conocer mejor a los dinosaurios.
La Sala I es la más importante de todo el museo, ya que allí tendido en el suelo, sobre arena, está el esqueleto del dinosaurio carnívoro considerado el más grande del mundo en el momento de su descubrimiento. Se trata del Giganotosaurus carolinii (reptil gigante del sur), hallado a escasos kilómetros de Villa El Chocón.
Su apodo se debe a su identificación científica y al nombre de su descubridor. Rubén Carolini era empleado de la firma Hidronor S.A. y acompañaba siempre a los paleontólogos en sus trabajos de campo. Cuando en 1993 descubrió el afloramiento de la tibia del dinosaurio, realizó el aviso correspondiente y especialistas de la Universidad Nacional del Comahue concretaron el hallazgo del 80% de las partes óseas de ese animal terrestre.
A partir de ese momento, comenzó un ciclo de excavaciones, hallazgos, trabajos de laboratorio y divulgación. A fines de 1995 se inaugura el museo con el objetivo de dar cabida al material fósil hallado en la zona y a los que en el futuro fueran descubiertos.
En la Sala II observamos dos réplicas de dinosaurios en tamaño natural. Nos parecieron enormes, de unas dimensiones inusitadas que ningún animal de la actualidad alcanza a tener. Se los compara con un micro de larga distancia, de dos pisos.
Su presencia es feroz, con grandes mandíbulas y en ademán de movilizarse de un lado a otro con pesados movimientos. ¿Cuánto se trasladaban? ¿Cuál era su alimento? ¿Presentaban pelea a otras comunidades de su porte y estilo? ¿Eran inteligentes?
Mientras preparábamos estas preguntas para nuestro guía, él nos decía: “La morfología del área y los cambios de la cordillera de los Andes permitieron conocer con exactitud las criaturas que vivieron hace alrededor de 100 millones de años, en el período cretácico medio superior”.
La cuenca neuquina ha sido propicia para la vida de estos animales en un pasado remoto. Otros museos en la zona muestran la importancia de este tema, trabajan en forma conjunta y están abiertos al público. Todos ofrecen información para neófitos y científicos.
Los paleoartistas obtienen réplicas de dinosaurios en sus más mínimos detalles, con rigor científico. Requieren un estudio importante y la interrelación con especialistas que aportan el marco teórico a su arte y creatividad.
¡A jugar se ha dicho!
“Paleontólogos por un día” es un programa dedicado a los más chicos. En la parte exterior del museo, sobre una superficie de arena, trabajan con una pala chica y un pincel. Deben descubrir los huesos escondidos previamente e informar su hallazgo sin sacarlos del lugar, como lo hacen los técnicos. Aprenden que existe una ciencia que estudia el tema.
Rocío Butin, directora a cargo del museo, nos dijo: “Es imprescindible estudiar el sitio donde se realizó el hallazgo. El contexto es fundamental y se pierde información si se corre el fósil de lugar. Conviven los hallazgos de animales terrestres y marinos, en distintas épocas geológicas, por supuesto”.
Los especialistas del museo dieron respuesta a nuestras dudas. Si de dinosaurios carnívoros y herbívoros se trata, el museo de El Chocón es el lugar adecuado para develar incógnitas y conjeturas.