Si se cuenta con tiempo, es recomendable internarse en alguno de los rincones representativos del camino tanto del lado argentino como del chileno antes de llegar a destino.
Desde San Martín de los Andes, la ruta al paso fronterizo Hua Huam que lleva hacia Chile es de ripio, lo que hace que el viaje se torne lento. El principal incentivo es una navegación placentera por el lago Pirehueico, rodeado de bosque nativo. En nuestro caso, salimos de la ciudad sin apuro y con deseos de conocer nuevos espacios naturales. La fisonomía del paisaje fue cambiando a medida que avanzábamos. En el primer tramo ubicamos una comunidad mapuche en un sector llamado Piedra de Trompul, conocido por el estruendo que se produce cuando se anuncian lluvias o nieve. Más adelante, la ruta presenta curvas, subidas y bajadas fuertes y su vegetación se incrementa constantemente. Cuando los carteles indicaron las playas de Yuco, nos internamos por un sendero hacia el lago para conocer ese paraje y regresar en otro momento a sus playas. Seguimos hacia Nonthué, donde hay un camping agreste amplio con mucha sombra, a orillas del lago del mismo nombre.
Al llegar a Hua Hum, visitamos un museo de sitio que funciona en una casona histórica restaurada e hicimos a pie un recorrido corto para ver las bellezas naturales de la zona. Reanudamos la marcha hasta alcanzar el puesto aduanero argentino para realizar los trámites de rutina. Continuamos hacia el hito y el puesto chileno de carabineros y cumplimentamos los trámites de ingreso a Chile. Confirmamos que en ese punto las geografías son coincidentes y que el régimen de lluvias hace que las zonas boscosas sean casi impenetrables.
A bordo del Hua Hum
Finalmente llegamos al lago y puerto de Pirehueico para encarar el viaje tan esperado en el lanchón. Subimos con nuestro auto para ubicarnos en la planchada que recibe unos veinte vehículos livianos. Inmediatamente ascendimos a una de las cubiertas superiores, donde viajamos cómodos y disfrutamos del entorno. Sentíamos el aire fresco en la cara y el lento accionar del barco por el medio de ese lago de origen glaciar. Cuando el volcán Choshuenco hizo su aparición, llegamos a Puerto Fuy. El trayecto se hizo corto y entretenido y demandó hora y media para unir las dos puntas del lago. Puerto Fuy es una pequeña localidad de nexo con otros centros urbanos cercanos. Nos tomamos unos minutos para recorrerla, tomar algo y mirar nuestros mapas para seguir viaje. Nuestro destino era
Panguipulli. Al pasar por Neltume, inmersos en un bosque abigarrado de la reserva del Huilo Huilo, encontramos dos hoteles de características singulares: Nothofagus y Montaña Mágica. El primero se construyó entre árboles añejos y entreverado entre las ramas más altas. El segundo muestra una cascada en su parte externa, que surge de su parte superior. Tomamos una ruta asfaltada que zigzaguea constantemente y acompaña la costa del lago Panguipulli y llega a la ciudad del mismo nombre, luego de cruzar Choshuenco. También se puede tomar el camino maderero que, luego de rodear el lago Neltume, se dirige a Coñaripe primero y a
Villarrica y
Pucón, después. Este último es un centro turístico apreciado por argentinos y chilenos. Los paisajes cordilleranos y la travesía lacustre por el Pirehueico fueron los incentivos que tuvo este viaje magnífico desde San Martín de los Andes para internarse en tierras chilenas.
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