La ruta que conduce a El Chaltén deja ver las siluetas inconfundibles de distintas moles de piedra maciza. Entre ellas aparecen el Fitz Roy, el Torre y el Poincenot, parte de esta trilogía majestuosa.
Sus siluetas transmiten majestuosidad. En los alrededores de
El Chaltén se ubican los cerros Fitz Roy, de 3.405 metros, y el Torre, de 3.128 metros, dos de las montañas más difíciles de escalar en el mundo. Ambos se encuentran al norte del parque nacional Los Glaciares y son demarcatorios del límite con la República de Chile. El Fitz Roy es la cumbre principal de una cadena que tiene forma de media luna abierta por el este, con un eje principal de orientación norte-sur. A pesar de no tener una altura récord frente a otras montañas del mundo, el cerro Fitz Roy tiene bien ganada la reputación de ser uno de las más difíciles del mundo, por sus grandes lajas verticales resbaladizas que reciben hielo y viento en forma constante, que hacen que su escalada se dificulte aún con buen tiempo.
Como el clima es inestable, la escalada sólo se practica durante un breve lapso en los meses de verano y quienes intentan hacer cumbre realmente deben ser rápidos y jugar al filo con las buenas condiciones climáticas. Cuenta la historia que en el año 1952 la expedición francesa compuesta entre otros por Lionel Terray y Guido Magnone, que ascendieron por la vía sudeste (primer ascenso, el 2 de febrero de 1952), fueron los primeros en llegar hasta la cumbre. El segundo ascenso se produjo en 1965 cuando Carlos Comesaña y José Luis Fonrouge (de Argentina) lo intentaron y consiguieron por la vía supercanaleta, labor que les llevó dos días y medio.
En el año 1968 se produjo por la ruta californiana el tercer ascenso y hasta el día de la fecha no fueron muchos más los aventureros que se le animaron y tuvieron el éxito de llegar a la cumbre. Los antiguos habitantes de la zona llamaban a esta montaña con el nombre “Chaltén”, el cual proviene de “ahónikenk” y significa “montaña que humea”. Esto se debe a que constantemente las nubes cubren la cima. Si a esto se le suma lo que pensaban los pueblos originarios, lo cierto es que para los antepasados el Chaltén más que una montaña era un volcán, algo erróneo.
Fue el perito Francisco Pascasio Moreno quien la bautizó con el nombre de Fitz Roy el 2 de marzo de 1877 en honor al capitán del Beagle, Robert Fitz Roy, quien recorrió Santa Cruz en 1834.