Futaleufú es un pintoresco pueblo fronterizo ubicado a 155 kilómetros de Chaitén. Es el lugar ideal para practicar deportes de aventura, pero también para disfrutar de largas caminatas por sus senderos, entre los que aparecen el bosque y los lagos.
Tomando como punto de partida la ciudad de
Chaitén, a 155 kilómetros encontramos, por camino de ripio, la pequeña pero coqueta Futaleufú. Se trata de un pintoresco pueblo fronterizo que ofrece al visitante una variada geografía y escenarios naturales a través de caminos de suave descenso al lago Yelcho, entre selva, bosques y hasta cornisas talladas en las rocas sobre el lago. La primera postal para el asombro la tiene el visitante al ver el río homónimo, encajonado y correntoso. Resalta la furia blanca de sus rápidos con el azul intenso de los remansos; allí se practica el
rafting.
A 42 kilómetros, viniendo desde Chaitén, se cruza el puente Futaleufú, una moderna estructura apoyada sobre roqueríos para salvar el cruce de este rugiente y caudaloso río. Por debajo, los kayakistas y aventureros desafían el vértigo de estas aguas, consideradas unas de las mejores del mundo para estas actividades. El camino continúa bordeando el mismo río y cruzando tierras vírgenes, con vistas a este espectacular corredor de rápidos y calmas de extraordinaria belleza, en los cuales además se practica la pesca deportiva.
En el kilómetro 55, el camino se separa del río y comienza a bordear el lago Lonconao; desde allí se llega a un cruce que, subiendo dos kilómetros, nos deposita en el lago Espolón, con buenas playas y reconocida pesca. Cruzando el río Espolón, se llega finalmente al pequeño poblado de Futaleufú, que se encuentra pegadito a la frontera. Con sus mil habitantes, sus casas de tejuela de alerce y sus calles de trazado moderno y amplio, logra la armonía necesaria para que el lugar se transforme en ideal para el descanso y el disfrute del paisaje. Punto de encuentro de amantes de los descensos en kayak y gomones, y de la buena pesca deportiva de salmónidos que posee esta región.