Realizamos la vuelta al lago Llanquihue. Una excelente propuesta para comprender la colonización alemana de la región, en medio de un paisaje de particular belleza.
A este tradicional circuito se puede acceder a través de cualquiera de las ciudades ribereñas. La vuelta al lago Llanquihue – cuyo nombre significa “sumersión”- es de 186 kilómetros en total, de los cuales más de la mitad están totalmente pavimentados.
En sus costas se encuentran las pintorescas ciudades de Frutillar, Puerto Varas y Puerto Octay, famosas por la gran influencia alemana en su arquitectura y particularmente por los interesantes eventos que se realizan en ellas en el período de verano.
Muchos turistas acuden a esta apacible zona de Chile para descansar tras un año de ajetreado trabajo, impregnándose de la calma del lugar y de la cristalina hermosura del lago. Partiendo desde Llanquihue, se debe tomar rumbo Sur por la ruta Panamericana hasta Puerto Varas. Este es el único trayecto del recorrido donde se pierde de vista el lago.
Una vez en Puerto Varas, conocida también como la “ciudad de las rosas”, se debe tomar la ruta que va a Ensenada en dirección Este, se llega rápidamente al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales. Atrás dejamos las playas Hermosa, Niklitscher, Punta Cabras y Poza Loreley. En medio de este refugio de la naturaleza se encuentra la laguna Verde, que se puede recorrer a pie. En este punto aconsejamos respirar profundamente, olvidarse de las preocupaciones y sobre todo agudizar los sentidos para poder disfrutar del encadenamiento de paisajes que están a punto de sucederse. Continuando la ruta, se atraviesa un escorial de lava que logró llegar hasta el lago en el año 1835. Un poco más adelante se tiene la opción de ascender al volcán Osorno, protagonista indiscutido de este húmedo escenario, considerado por muchos geólogos como el volcán más perfecto del mundo, por su forma, color y textura. Volviendo sobre la vuelta al lago Llanquihue, y continuando el recorrido por la escarpada ribera, pronto se va dejando atrás el parque nacional y se entra a la zona de Las Cascadas.
Esta región cuenta con unos pocos habitantes. Es un balneario que nació para el turismo de verano. Posee diversas casas de alquiler temporario, cabañas, camping y servicio de autobuses diario a Osorno. En este punto la inmensidad del volcán Osorno se aprecia en todo su esplendor. La principal atracción de este sitio es sus hermosas cascadas, las que se encuentran a varios kilómetros, arriba de un cerro que se recorre por un trayecto bastante dificultoso, pero posible de realizar.
Continuando la vuelta al lago, más adelante se llega a la playa El Maitén, donde se puede apreciar una capilla muy antigua con una placa que recuerda el centésimo aniversario de la llegada de los colonos alemanes a estas zonas. Unos pocos kilómetros más al norte se encuentra Puerto Octay. En este pequeño y pintoresco poblado colmado de casitas, bares y almacenes se puede acceder al istmo y a la bahía centinela para conseguir una de las mejoras vistas de la zona. Vale la pena detenerse. Para continuar la vuelta al lago Llanquihue, ahora hay que tomar rumbo Sur, por un camino pavimentado. Aquí la vista panorámica es inolvidable. Se logran apreciar tres volcanes, pequeños islotes y la península centinela. Adelante, pasamos frente a la abrigada playa Maqui donde es posible llegar hasta una puntilla que posee un cementerio casi sobre el acantilado, para así obtener la mejor vista de Frutillar. Ya en Frutillar vemos las construcciones de estilo germánico, disfrutamos de las arenosas playas a orillas del lago o de los multicolores y floridos jardines que le otorgan características muy especiales y alegres.
En esta ciudad, cada año entre el 27 de enero y el 5 de febrero se realiza un festival de música clásica, conocido internacionalmente como “Las Semanas Musicales de Frutillar”, ocasión en la cual la ciudad se viste de gala para recibir a turistas de todas partes del mundo que se acercan para disfrutar del espectáculo. Aconsejamos detener la marcha aquí para degustar las riquísimas tortas al más puro estilo alemán en alguno de los restaurantes que se encuentran sobre la avenida costanera, frente al lago. Para culminar con este tradicional paseo, desde Frutillar se debe tomar rumbo Sur y continuar una vez más por el camino costero hacia el poblado de Llanquihue, que recibe el nombre del lago, atravesando bellas vistas panorámicas de la región y descubriendo distintas opciones de servicios como hosterías, cabañas, camping, clubes de caza y pesca y salmoneras.