En los balnearios cercanos o rodeando el espejo de agua por una ruta asfaltada, se aprecian distintas condiciones de terreno para experimentar placenteros momentos entre amigos o en familia.
Muy cerca del centro de Puerto Octay, las orillas del lago Llanquihue son el mayor atractivo que tiene esta comunidad, especialmente en verano cuando playas y actividades acuáticas se potencian unas a las otras. Para pasar una tarde de sol en el balneario La Baja en la Península Centinela o El Maitén, solo hace falta llegar hasta la costa, con más de 3 kilómetros de extensión de playas. Entonces, tomamos el automóvil y accedimos a una zona de enormes casas veraniegas con parque. Es un lugar placentero protegido de los vientos, de aguas calmas y un declive mínimo, ideal para ir con niños. La historia del viejo hotel Centinela muestra que ya en el 1912, cuando se inauguró, fue elegido por la aristocracia chilena y extranjera para sus vacaciones en un verdadero paraíso. Elegimos caminar hasta el mirador sur por un sendero agradable y de fácil acceso para apreciar desde lo alto cada detalle costero. Allí permanecimos unos minutos para ver las dos bahías pegadas a esa lengua de tierra y los imponentes volcanes Osorno y Puntiagudo.
Las playas de El Maitén son las más apreciadas por los lugareños y aún guardan una capilla de más de cien años, de la época de los colonos. Ambos sectores playeros reúnen a familias enteras para pasar el día. Para complementar nuestros paseos, dimos un giro completo al lago Llanquihue, donde la variedad de excursiones es infinita, ya sea para transitar por senderos boscosos, ascender a las laderas de los volcanes o simplemente contemplar una puesta de sol en el punto que más nos guste. En nuestro caso, salimos hacia los puertos Fonck y Klocker con destino final Puerto Varas. Fuimos encontrando pequeñas poblaciones con encanto donde pasar una noche de acampe o en una de las cabañas pegadas al lago. Al estar alejadas de las rutas tradicionales, aseguran la tranquilidad y descanso con un marco natural, apreciado especialmente por los chilenos del sur. Pasamos por Las Cascadas, donde apreciamos la práctica de deportes náuticos en una ubicación privilegiada rodeada de árboles nativos. De allí continuamos hacia el volcán Osorno, cuyas laderas sirven de centro de esquí muy visitado en temporada invernal y que permite ascensos de distintas dificultades para amantes del montañismo, mountain bike y escalada. Seguimos hacia Petrohué, dentro del parque nacional Vicente Pérez Rosales y a orillas del lago Todos los Santos. En este sector nada ha quedado al azar, ya que es un centro de deportes de aventura muy completo, ya sea por agua, aire o montaña. Continuamos por la orilla del lago y pasamos por Puerto Pilar y Playa Venado, y las playas Niklitscheck y Hermosa, siempre en dirección a Puerto Varas. Un lugar para no dejar de visitar es La Poza y su isla Loreley, un ojo de agua en medio de la selva que encontramos gracias a las indicaciones en el camino. Cada uno de estos puntos citados da lugar a nuevos puntos de interés de acuerdo al gusto de cada integrante del grupo. Ese enorme abanico de opciones ofrece conocer el medio ambiente en todas sus formas, ya que el circuito es ameno, diverso y con distintas geografías.