Historia
El concepto de la Antártida se remonta a los griegos, que suponían la existencia de una tierra austral en contraposición a las tierras del norte o Ártikos y, por esta razón, le dieron el nombre de Antártikos. Sin embargo, tuvieron que pasar muchos siglos para que los primeros exploradores llegaran a los confines del mundo y descubrieran la Terra Australis Incognita, como se conociera hasta el 1600.
En 1773, el marino inglés James Cook desembarcó en las islas Georgias y Sandwich del Sur. Junto a sus temerarios hombres, Cook fue el primero en cruzar el Círculo Polar y circunnavegar el Mar Antártico.
Recién en 1820, el marino, explorador y cazador de focas Nathaniel Palmer, junto a Brandsfield y Smith, avistaron por primera vez la península Antártica. En el mismo año, el ruso Fabián Von Bellingshausen desembarcó en la isla Pedro I. Dos años más tarde, el escocés James Weddell descubrió las islas Orcadas y Shetland del Sur y, en 1823, se adelantó 214 millas más al sur de lo que había llegado el capitán Cook.
Después de otras proezas, entre las que se destaca la expedición del belga Adrien de Gerlache, que fue el primero en pasar el invierno en el océano Antártico, a partir de 1899 y hasta 1904, se realizaron expediciones de varios países en forma conjunta, impulsadas por el Congreso Internacional de Geografía que se organizó en Berlín. Al frente de estas campañas estaban el alemán Von Drygalsky, Otto Nordenskiold, Robert Falcon Scott, de Inglaterra, y William S. Bruce, de Escocia.
El explorador Sir Ernest Shackleton, luego de acercarse al polo sur y alcanzar la cima del monte Erebus (1907 – 1909), tuvo una riesgosa expedición en 1914 en la que los hielos tragaron su buque y él y sus hombres debieron sobrevivir varios meses hasta ser rescatados.
El que llegó al polo sur geográfico fue el noruego Roald Amundsen, unos días antes que el inglés Robert F. Scott, quien murió con su grupo cuando regresaban de esta travesía.
Los descubrimientos de la Antártida llevaron a numerosas controversias territoriales. Las distintas nomenclaturas geográficas no eran más que una expresión de las presiones de los estados por ejercer su influencia en el nuevo continente, principalmente en el área peninsular. De esta manera, esta pequeña franja de tierra antártica fue llamada “Tierra de O´Higgins” por los chilenos y “Tierra San Martín” por los argentinos, en referencia a sus próceres históricos. Por su parte, los ingleses la denominaron “Tierra de Graham" y los americanos “península de Palmer”. Finalmente, un acuerdo internacional zanjó las diferencias y terminó designando península Antártica toda la región, Tierra de Graham su mitad norte y Tierra de Palmer su mitad sur.
El 1º de noviembre de 1959, en el marco del Año Geofísico Internacional, trece países que reclamaban su soberanía sobre el territorio firmaron el Tratado Antártico. En este trascendental acuerdo, que recién entró en vigor en 1961, Argentina, Australia, Chile, Francia, el Reino Unido, Nueva Zelanda, Noruega, Bélgica, Japón, la ex Unión del África del Sur, la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos paralizaron todas las demandas territoriales. Asimismo, acordaron reservar el continente para fines pacíficos, promoviendo investigaciones científicas en conjunto y prohibiendo las actividades militares armadas, los ensayos nucleares y las explotaciones comerciales de los recursos.
En plena vigencia, el Tratado Antártico rige en toda la región situada al sur de los 60º latitud Sur, incluidas las barreras de hielo. Se estableció un principio de acuerdo entre las distintas naciones para proteger y preservar este lugar del planeta que todavía domina la naturaleza.