Tanto locales como turistas participan de esta divertida y emocionante celebración con el anhelo de disfrutar del cerro nevado hasta la primavera.
A pocos días de comenzar cada temporada de nieve, todo es fiesta en el cerro Catedral, en San Carlos de Bariloche. Durante varios días residentes y visitantes renuevan el espíritu deportivo del esquí. Los momentos más significativos se desarrollan en el cerro y también en las calles de la ciudad, especialmente en el emblemático Centro Cívico. Nuestra visita a la localidad sureña coincidió con este festejo y desplegamos nuestras mejores ondas para sumarnos a los preparativos. Mientras caminábamos por la calle Mitre, una de las principales arterias, vimos el desarrollo de la carrera de mozos y camareras. Bajaban por la sinuosa calle Rolando con sus bandejas cargadas de botellas y vasos, a paso rápido. A pesar de haber ganadores, no se la considera una competencia sino más bien una manera de demostrar sus habilidades. “Fue muy difícil la bajada, por el viento”, nos dijo uno de los mozos al llegar a la plaza principal. Al día siguiente nos trasladamos al cerro, que nos recibió con una nevada incipiente. Los concurrentes, con sus trajes de esquí, gorros vistosos y muy buen ánimo, ofrecían un cálido ambiente de alegría, muy pintoresco. Los stands abrieron sus puertas para ofrecer información sobre sus servicios, promociones y las novedades en indumentaria y tablas de esquí y snowboard. Para los que saben, cada año se incorporan nuevos materiales, más seguridad y sobre todo colores actuales, diseños novedosos y estampados “de onda”.
En las primeras horas de oscuridad se realizó la bajada de antorchas, un espectáculo que nos maravilló por la coordinación y la seducción desplegados. La zigzagueante caravana de esquiadores que portaban teas encendidas se deslizó por las pistas lentamente hacia la base; allí depositaban el fuego en una gran hoguera que calentaba la fría noche invernal. Los espectáculos musicales estuvieron siempre presentes, tanto en el cerro como en el pueblo. Músicos nóveles junto a conjuntos afamados subieron a los escenarios; el tango, el rock, el folclore y las danzas alegraron los momentos entre las distintas actividades previstas. El sábado a la noche en el Centro Cívico se realizó la elección de la Reina; la hermosa señorita elegida se paseó al día siguiente en una carroza junto a figuras alegóricas. No faltó el concurso de hacheros, muy esperado por quienes son habilidosos para partir en dos un tronco grueso en pocos minutos. Los inscriptos de todas las edades ya son conocidos por los lugareños y tienen su propia “hinchada” que los alienta año tras año. “¿Fuerza o maña?” era la pregunta de todos. “Maña, por supuesto, y un hacha en buenas condiciones”, nos dijo un participante muy conocido por el público. A pesar del clima cambiante propio de la Patagonia (se vivieron momentos de sol, algunas nubes indecisas y vientos fuertes de a ratos), los presentes acompañaron el festejo. No faltaron los fuegos artificiales y el programa de la Fiesta de la Nieve pudo adaptarse a las condiciones del tiempo, sin detenerse.