Diferentes opciones para conocer y divertirse en uno de los ríos más hermosos del parque nacional Nahuel Huapi.
El río Manso es conocido por su curso caudaloso, su increíble color turquesa y porque sus rápidos son los más buscados por los amantes del rafting. Por supuesto, también es uno de los atractivos naturales protegidos por el parque nacional Nahuel Huapi. Una alternativa para recorrer este espectacular río nos lleva hasta la frontera con Chile. Otro es realizar el tramo del Manso inferior. Dejamos Bariloche, y luego de atravesar los lagos Gutiérrez, Mascardi y Guillermo, hay que tomar un desvío en el río Villegas, que conduce directamente al camping La Pasarela. Allí se encuentran varios guías de diferentes empresas que brindan charlas muy interesantes acerca de la seguridad y explican cuáles son las técnicas básicas del rafting. Las cumbres y los bosques con sus inmensos árboles conforman un contexto asombroso para desarrollar este deporte de aventura que se puede comenzar una vez que el salvavidas y el casco están puestos. Todo se inicia con tranquilidad, remando lentamente por el curso del agua.
Hacia el límite con Chile
El
rafting es una actividad segura, no hay razones para temer. Generalmente, el gomón navega escoltado por un kayak de seguridad que tiene la responsabilidad de estudiar paso a paso el curso del río. Al inicio del recorrido, los rápidos son pequeños y no presentan gran dificultad para la navegación. De esa manera, los remeros logran adaptarse paulatinamente. El ruido y los movimientos se encuentran a la salida del cañadón de Terciopelo. El pulso comienza a acelerarse considerablemente. En este punto, el río Manso abandona la calma que manifiesta en sus primeros tramos y forma rápidos de clase II que suelen combinarse con violentos torrentes de clase IV. En medio de la euforia y la adrenalina, los guías alientan a los remeros a aumentar la actividad para afrontar exitosamente las partes más complicadas del río, que se encuentran cerca del límite con Chile. El recorrido vía
rafting culmina en un predio privado, en pleno territorio argentino-chileno. El paisaje del lugar confirma que valió la pena atravesar los rápidos más violentos del Manso para llegar a semejante belleza natural, donde el río se vuelve nuevamente más tranquilo.
Manso para principiantes
La parte inferior del Manso es ideal para quienes deciden experimentar el
rafting por primera vez. Allí el río es más tranquilo y brinda una excelente posibilidad de conocer el centro del parque nacional Nahuel Huapi. Una vez inmersos en el parque, se puede conocer la laguna Huala–Hue y el lago San Martín. Las agencias que ofrecen esta opción turística arriban al espejo de agua Steffen, allí mismo nace el Manso inferior. Tras una breve charla de seguridad y técnicas de navegación, se inicia el descenso por el río. Durante la primera hora el recorrido del Manso es tranquilo. Es un momento ideal para conocer las especies de árboles que surcan el río: cipreses, maitenes, arrayanes, coihues, radales chilcos, entre otros. El contacto con la naturaleza también lo brindan las aves de la zona; entre ellos, el martín pescador, los teros, las bandurrias y las avutardas. La diversión comienza en el siguiente tramo de la travesía, gracias a los rápidos de clase II y III. Luego de mucho esfuerzo, se produce una pausa para disfrutar de un rico y revitalizante
picnic. Durante la segunda parte del recorrido llegan los rápidos Uvasal, Banda de Billar y el Diente de Hipopótamo y, posteriormente, por un sector denominado Montaña Rusa y por un gran desafío como la Roca Magnética. Al final, el Manso y el Villegas se unen de manera tranquila para formar remansos en los que se puede nadar y refrescarse durante el verano. Para llegar al final de la aventura, hay que atravesar los últimos rápidos del río hasta el valle que indica que el
rafting terminó. Una vez ubicados en tierra firme, los guías y los remeros celebran la excursión con té, café o algo fresco y deliciosas tortas fritas.