Punta Tombo es uno de los lugares más famosos y visitados del litoral patagónico argentino. Miles de turistas se dan cita para maravillarse frente a uno de los más fascinantes espectáculos de la naturaleza: la colonia continental de pingüinos magallanes.
Una mañana espléndida nos recibió en la ciudad de las ballenas. Una bandeja colmada de tostadas, platitos con manteca, dulce de leche y de sauco y las particulares medialunas caseras del Apart Ty Coed desaparecieron casi en el mismo momento en que fueron depositadas sobre la mesa. Inusualmente apurados, terminamos el desayuno, cargamos la cámara fotográfica, el grabador, y salimos con rumbo a la Reserva Provincial Punta Tombo. Decir que cerca de dos millones de pingüinos magallánicos nos estaban esperando, es una mentira piadosa; la verdad es que se dan cita allí desde septiembre hasta abril para nidificar, aparearse, incubar los huevos y alimentar a sus crías, brindando un espectáculo único sobre el continente. De Puerto Madryn, salimos con dirección sur por la Ruta Nac. 3 y, tras 70 km. de recorrido, tomamos la Ruta Prov. Nº 1, que nos condujo hasta Punta Tombo tras 107 km. por un camino de ripio. En esta clase de caminos recomendamos un manejo tranquilo y cuidadoso, ya que este tipo de rutas resulta sumamente peligroso para los amantes de la velocidad. No sobrepasar los 60 km por hora es una buena receta.
Al llegar, igual que todos los que visitan la reserva, nos dejamos sorprender por la interminable visión de miles de pingüinos, que de aquí para allá, buscaban sus nidos o corrían tras sus pichones. El guía que nos acompañó nos explicó que el predio donde se emplaza la reserva pertenecía a la Estancia La Perla, y que había sido donado por Luis y Francisco La Regina. El objetivo de esta reserva es proteger una de las colonias de aves marinas más diversas de la Argentina y la mayor colonia continental del pingüino de Magallanes, con casi dos millones de individuos. A medida que nos fuimos acercando a la Punta, en medio de la típica estepa patagónica, árida y desolada fuimos observando una actividad sorprendente. Una masa rocosa de 3 km de largo por 600 m de ancho se interna en el mar. Cubierta por arenas, arcillas, predregullo y rodeada de amplias playas arenosas, alberga la mayor concentración de aves marinas de todo el litoral patagónico. La zona de cría se halla concentrada en los terrenos arenosos ubicados en la base de la Punta.
El suelo se encuentra plagado de cuevas, donde los pingüinos ponen sus huevos y crían sus pichones. En silencio, observamos la actividad febril que domina la colonia, ya que mientras algunos pingüinos excavaban sus cuevas, otros se peleaban por el territorio, a la vez que el continuo rumor de rebuznos -la voz de los pingüinos- dominaba el ambiente. Aprendimos que los machos son apenas más grandes que las hembras y que tienen picos más largos y anchos. Un macho pesa alrededor de 4 ó 5 kg y alcanza su madurez sexual a los 5 años. El experto guía que nos acompañó en la visita nos comentó que las hembras ponen generalmente dos huevos a comienzos de octubre y tras 40 días de incubación compartida con el macho nacen los pichones. A diferencia de otras especies de aves, ambos sexos defienden el nido y alimentan a los pichones con peces como anchoítas y calamares.
Además, Punta Tombo es un paraíso para otras aves marinas que han elegido este sitio para nidificar. Las gaviotas vocineras grises o australes, las skúas o salteadores , dos especies de cormoranes –el real y el de cuello negro o roquero-, el pato vapor, palomas Antárticas, y varias especies de gaviotines y petreles gigantes son las aves que pudimos encontrar nidificando en este sector. La inusitada concentración de avifauna, y el fácil acceso para la observación, constituye un espectáculo mundialmente conocido, por lo cual te invitamos a conocerla al igual que nosotros. Que la disfrutes.