Recorrimos las calles y los alrededores de esta pequeña ciudad que crece entre la cordillera y los campos de hielo.
Nos dirigíamos a
Cochrane, al extremo sur de nuestro recorrido por la región del lago General Carrera. Después de salir de Puerto Bertrand, bordeamos el hermoso río Baker. Por momentos, perdíamos de vista el curso de agua y trepábamos la montaña hasta llegar a un mirador para contemplar los colores del paisaje. Es una geografía marcada por la acción de los glaciares que alimentan los ríos y moldean los valles. Está presidida por la cordillera patagónica y contiene los Campos de Hielo Norte.
Pasamos por la confluencia del Baker y el Nef, dejamos atrás el valle Chacabuco y entramos a la ciudad cabecera de la comuna. Cochrane nos recibía con una tarde nublada y en silencio. La pequeña ciudad de 4.000 habitantes fue fundada en 1954 y recibió el nombre de Pueblo Nuevo. Pero su designación actual se la debe a Lord Cochrane, un escocés que fue el primer vicealmirante de Chile y uno de los fundadores de la Marina Nacional. Los orígenes de este poblado se remontan a la Sociedad Exploradora del Baker, una empresa dedicada a la colonización de estas tierras para destinarlas a la ganadería. Las altas cumbres y los amplios valles, con algunos sectores reforestados, rodean el caserío y sirven de refugio a dos especies autóctonas: el huemul y el cóndor.
Antes de acercarnos a la reserva natural Tamango para avistar esta fauna local, dimos unas vueltas por el centro urbano. Las calles amplias y arboladas rodean la plaza principal, desde donde puede divisarse el cartel de la ciudad sobre la ladera del cerro. Pasamos por la iglesia y el municipio, situados frente a la plaza y seguimos camino hacia las afueras de la ciudad.
A 6km de Cochrane, se encuentra la laguna Esmeralda, con un intenso color azul que contrasta con la vegetación y los juncos que crecen en las orillas. Luego de cruzar dos puentes sobre el río Saltos llegamos a unas hermosas caídas de agua. Si hubiésemos avanzado 36km más al sureste, habríamos accedido al cerro San Lorenzo, que posee 3700m de altura y una abundante vegetación en sus faldeos. Finalmente, nos dirigimos a la reserva a orillas del lago Cochrane. Estábamos ansiosas por observar los huemules, esta frágil especie de la Patagonia que corre peligro de extinción.