Recorrimos Plaza Huincul, la cual creció en el árido y desolado paisaje de la meseta neuquina gracias a la explotación petrolera.
“Loma de descanso” o “Loma chata” bautizaron los mapuches esta región de la meseta neuquina. A 104 kilómetros de
la capital de provincia,
esta ciudad pegada a Cutral-Có ha crecido en torno a los yacimientos petrolíferos de la región y gran parte de sus atractivos están ligados a ese origen y a la geografía desolada que esconde sus tesoros bajo tierra. Por esta razón, iniciamos el recorrido en el pozo termal “La Curva”, que se encuentra a 6 kilómetros de la ciudad. En este lugar, al cual se accede por la ruta nacional 22 en dirección a Neuquén, emergen aguas mineralizadas con propiedades terapeúticas que permiten realizar diferentes tratamientos de salud y estética. Además de los beneficios termales, también se pueden apreciar troncos petrificados, vestigios de los cambios geológicos de la región.
Luego de disfrutar del complejo termal, tomamos la ruta nuevamente hacia la ciudad y en la rotonda doblamos hacia el Norte (a la derecha) para visitar el Pozo 1. Es en este sector donde comenzó casi todo, ya que allí un 29 de octubre de 1918 se realizó la primera perforación en busca de petróleo. El Pozo 1 cuenta el pasado de la actividad y de la refinería estatal YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), que en la actualidad pertenece a la compañía privada Repsol YPF.
Desde este punto, avanzando por la Avda. Rvo. Pedro Rotter hacia el Oeste, llegamos hasta la capilla Santa Teresita. Este pequeño templo de estilo colonial fue construido en 1935, época en que los primeros asentamientos petroleros empezaron a formar la comunidad de Huincul. Continuamos por la avenida Rotter hasta doblar hacia el Sur por la Avda. Azucena Maizani, cruzamos la Avda. Córdoba, que es la ruta nacional 22, y llegamos hasta el
museo Carmen Funes. Esta es una de las instituciones más representativas de Huincul; rescata la historia de la legendaria pionera conocida como “la Pasto Verde”, pero sobre todo muestra un valiosísimo patrimonio paleontológico reconocido mundialmente.
Después de visitar y apreciar los hallazgos que exhibe el museo sobre el pasado prehistórico de la Patagonia, podemos entender por qué la principal riqueza natural de esta ciudad neuquina yace bajo tierra.