En pleno Alto Valle se desarrolla este espacio donde la familia puede pasar el día o realizar campamento mientras disfruta del aire, el sol y el agua.
En la ciudad de
General Roca, cuando el calor aprieta, la opción es llegar hasta la costa del río y aprovechar sus playas, el agua y el área recreativa Isla 32, lugar muy concurrido y de esparcimiento para roquenses y turistas. Muy cerca del casco céntrico y sobre la margen izquierda del Río Negro se encuentra el balneario municipal y algunos clubes privados que se pueden visitar. Se destacan un club de golf, otro de polo y el Club de la Asociación Española, que cuentan con quinchos, piletas de natación y gran variedad de canchas de distintos deportes. Esa variedad de opciones fue suficiente motivo para conocerlo y pasar el día en familia. Al llegar fuimos gratamente sorprendidos por la buena comodidad de parrillas, limpieza y servicios de seguridad. Supimos entonces que la municipalidad local coordina y organiza distintas actividades recreativas para niños y jóvenes. Natación, gimnasia, fútbol o vóley cuentan con muy buenas instalaciones y gran cantidad de adeptos. Observamos un grupo de niños que aprendía a nadar con un instructor en un inmensa pileta de natación. Queríamos conocer cada uno de los sectores, por lo que caminamos entre una hermosa vegetación compuesta de sauces, olivillos y álamos que a su vez cobijan gran cantidad de aves. En la zona costera avistamos cisnes de cuello negro, cormoranes, garzas y una gran variedad de patos. Decidimos hacer un alto para tomar sol en un espacio con césped verde mientras una multitud de paseantes iba y venía recorriendo las inmediaciones. Siguiendo el recorrido, conocimos otro hermoso lugar: la extensa playa El Náutico, sobre el brazo principal del Río Negro y al este del puente carretero. Debimos cruzar el puente y tomar el primer desvío a mano izquierda. Su orilla es de canto rodado y por sus aguas se desplazaban varios botes a remo de competición. Nos comentaron que además se practica
jet ski, esquí acuático y que todas estas disciplinas se realizan respetando reglas de seguridad estrictas, ya que la correntada en ese sitio es intensa.
Luego nos dirigimos a Balsa Vieja, que si bien no tiene la misma cantidad de servicios que en el sector anterior, nos dio la posibilidad de disfrutar de un tranquilo espacio donde hicimos nuestro
pic-nic. El lugar es más agreste, con playa de canto rodado, pero a su vez más tranquilo. Así, convertimos un caluroso día de verano en una opción interesante de ecoturismo que contribuyó a nuestro descanso sin el ruido del centro de la ciudad. Todo un hallazgo.