En un exhaustivo recorrido, se visitan los viñedos para aprender acerca de cepas y suelos; se conocen los procesos productivos y se disfruta de una espléndida degustación de variedades.
La zona aledaña a
General Roca se caracteriza por sus suelos desérticos y un clima adecuado para el arraigo de empresas vitivinícolas. La centenaria bodega Humberto Canale es una de ellas y quizás la más reconocida por la modernización constante de sus instalaciones. Cuando ingresamos, encontramos la primera construcción de la empresa, allí donde los fundadores iniciaron el desarrollo de los procesos manuales para obtener vino. Se inició la visita guiada partiendo hacia una zona de viñedos para aprender acerca de esa primera parte del proceso y entender como se eligen las vides, como se las desarrolla y cuando es la cosecha. La aridez del suelo y las amplitudes térmicas son dos elementos primordiales en el crecimiento de las vides, y también días soleados ante la cercanía de la vendimia. Así se logran las cepas ideales.
Al ingresar a las salas de elaboración, nos quedamos con la boca abierta ante la pulcritud, orden y atención que se le brinda al proceso que se inicia con la fermentación de las uvas hasta que se forma el vino. Para ello intervienen maquinarias modernas y también profesionales especializados en enología, laboratorio y agronomía que día tras día supervisan la actividad. “En estos 100 años, han pasado por la empresa cuatro generaciones de una familia que se inició en la industria con una pequeña producción y la fue tecnificando hasta lograr la actual habilitación para producir vinos finos de calidad internacional que se exportan”, fue el comentario realizado por nuestra guía.
Al llegar a las cavas, estuvimos en presencia de enormes toneles de roble francés y americano ubicados sobre catres para permitir el reposo de los vinos y lograr su añejamiento. En ese espacio frío y algo oscuro se guarda el secreto más atesorado por la empresa: el tiempo que necesita cada una de las variedades para lograr reconocimiento internacional y ganar premios por ser los mejores vinos de las regiones frías. En la sala museo realizamos una exquisita degustación. Entre viejas maquinarias y herramientas, supimos algo más sobre los diferentes varietales de la bodega: su cuerpo, coloraciones y componentes de taninos. Decidimos comprar algunos vinos para llevar a nuestras casas, ya que apreciamos la manera de cuidar su calidad. Al destaparlo en nuestro hogar junto a nuestros amigos, corroboramos el cuidado y la atención que recibe cada botella de vinos Humberto Canale.