Se puede transitar por sus senderos, en sus aguas se puede nadar, pescar y navegar durante gran parte del año. Si se le agrega la buena calidad de la pesca, podemos decir que se trata de un lago generoso.
Los días al aire libre siempre parecen cortos si se ha disfrutado de una buena jornada en familia o con amigos que incluye un almuerzo y charlas compartidas. Por eso fue una excelente idea compartir un asado con amigos a orillas del lago Verde, con ese color turquesa que ya conocíamos de otras ocasiones. Pasando por el balneario Pan de Azúcar, salimos hacia el lago Verde en auto llevando todo lo necesario para la ocasión. A sólo 2 kilómetros, arribamos y buscamos un espacio disponible debajo de los árboles.
Encontramos un lugar lindo sobre las rocas muy cerca de la costa. Estábamos instalados en la parte llamada La Herradura y utilizamos uno de los fogones que allí se ofrecían. Los detalles del almuerzo quedan para otra vez. Lo más impactante fue que ese día el lago se presentó espectacular. Terminado el asado, algunos jugaron a las cartas y otros emprendimos una caminata por los alrededores. A través de un sendero con muchos árboles llamados radales, tomamos hacia uno de los miradores.
A caminar se ha dicho
Ya arriba, luego de un breve ascenso, nos ubicamos sobre una enorme roca, desde donde contemplamos gran parte del espejo de agua. Sereno, sin una muestra de viento sobre su superficie, brillaba ante nuestros ojos. Unos minutos después, bajamos y fuimos a conocer otro lugar también encantador: el muelle desde donde parten las embarcaciones de pesca y particulares, y desde donde se pueden hacer salidas hacia otras playas de arena en las inmediaciones.
Escuchamos a Cristian hablar con orgullo de este rincón de su querido pueblo. “El lago Verde es el mayor atractivo natural de esta comuna y sus laderas escarpadas con bosques de coihue le dan un marco incomparable.” Además agregó: “A poca distancia del pueblo, sobre la costa del lago se inicia un tramo del Sendero de Chile, desde
Lago Verde hasta Tapera. Esta travesía se puede realizar a caballo, en bicicleta o a pie, y permite adentrarse por bosques nativos y comunidades aledañas utilizando una antigua huella tropera”.
“Se requiere un guía o baqueano especializado y permite un mayor conocimiento del patrimonio natural y cultural de la Cuenca del Palena-Queulat.” Quedamos impactados por el esfuerzo que debe significar realizar 63 kilómetros de recorrido y pernoctar donde la noche nos tome. Nos alientan mirando de otra manera la experiencia: las salidas se adecuan a las posibilidades de cada uno y se realizan para disfrutarlas, no para hacer tiempos record.
Esperando el tiempo de pesca
Como aún faltaban unos días para el inicio de la temporada de pesca, nos quedamos con las ganas de intentar algunos aprontes con nuestra caña de mosca. Pero nuestros amigos locales nos aseguraron que se consiguen muy buenas piezas, tanto de salmones como de truchas. El día fue llegando a su fin y aún estábamos allí, en la playa, disfrutando de los últimos rayos que caían. Todos habíamos disfrutado mucho de lo que el lago nos ofreció y el frío del atardecer invitaba a volver a nuestras casas.