Alto Palena nos invita a recorrerla

El primer sentimiento que se tiene al pisar el centro de Alto Palena y hablar con su gente es la necesidad de bajar los decibeles que uno trae de su lugar de origen y adecuarse a la calidez de su gente, la tranquilidad de sus calles y el sentido de contemplación de la naturaleza que invita a relajarse y disfrutar de cada paso por esta población.

Centro cívico

La Plaza de Armas constituye el centro de toda la actividad formal, ya que en torno a ella están asentados los Carabineros, la municipalidad con su Centro de Atención de Visitantes y el Banco del Estado. Esa manzana de añeja arboleda tiene su fuente de agua en el centro y asientos que dan la idea de que allí se congregan sus habitantes solamente para “encontrarse”. Prolija, iluminada, representa lo que luego conoceremos del pueblo.

Arturo Casanova y José Urra son nuestros anfitriones en este primer encuentro con Alto Palena. Aprovechamos su cordialidad para consultar acerca de las actividades que se ofrecen y ellos nos conducen un poco en camioneta y otro tanto a pie a disfrutar de un paseo por la plaza y los alrededores. En una corta visita a su Centro de Visitantes, pudimos observar una excelente maqueta que muestra la orografía de toda la cuenca Palena con sus poblaciones, la altura de las montañas, sus ríos y lagos; una manera de ir conociendo la tierra que visitaríamos a partir de ese instante. Muy cerca pero a la vez en las afueras, tomamos contacto con su Medialuna, lugar donde cada año durante el mes de enero se realiza el Rodeo Oficial. Alto Palena y toda la comuna presentan sus mejores hombres en esa especialidad: domadura de caballos y manejo de riendas. Imaginamos una multitud apreciando la buena faena de las colleras y su colorida indumentaria. Sus importantes graderías, su medialuna y el casino son orgullo de Alto Palena.

Hacia las afueras

Ahora es el turno de los alrededores de Palena, con sus miradores hacia los cuatro puntos cardinales donde tomamos real conciencia del verde que nos rodea. Trepamos con la camioneta y al llegar tuvimos una vista del pueblo en primer plano. Nos impresionaron la prolijidad de las calles céntricas asfaltadas y su afamado río Palena, ahí cerca. Todo el pueblo está enmarcado por un cordón montañoso que parece resguardar el valle. Desde el Cerro de la Cruz, pudimos reconocer el Cerro de la Virgen y el Bandera gracias a Álvaro y su clara explicación de las caminatas que se realizan por la zona. Allí nos detuvimos unos instantes para sacar fotos y seguir la charla sin apuro. Quizá no alcanzamos a ver todo, pero sí lo esencial, lo que no debemos perdernos si visitamos esta hermosa población de la Cuenca del Palena-Queulat.