El pueblo es paso obligado para autos y camiones que viajan entre la frontera argentina y las localidades de Cochrane, Caleta Tortel, Villa O'Higgins y la Carretera Austral.
Cruzar el portal de ingreso de
Chile Chico, a orillas del lago General Carrera, es ingresar a una población de pocos habitantes pero de vida activa. Al caminar por sus calles, se siente el ritmo que le imprimen sus vecinos y los que llegan para conocer sus alrededores. Capital de la Comuna, alrededor de su Plaza de Armas se concentra el centro cívico en el que se sitúan la municipalidad, el banco, un museo y el Registro Civil. En una esquina, nos llamó la atención la presencia del barco inglés Andes y averiguamos que desde 1922 estuvo al servicio de los colonos como único medio de transporte para unir los distintos pueblos ubicados en las orillas del lago. Encontramos una ciudad lineal con calles muy prolijas que gozan de una vista espectacular al espejo lacustre. Alamedas y especies arbóreas adaptadas a la zona le ofrecen protección de los vientos y el verde adecuado. En pocas cuadras encontramos varios hoteles, cabañas, restaurantes y casas de comida. Todo está cerca y esto nos permitió dejar el auto y llegar caminando a cada uno de los puntos.
Gozamos del microclima de Chile Chico y conocimos cómo es el día a día de su gente. Una costanera moderna y muy visitada constituye un balcón a la inmensidad del lago y su zona portuaria muestra a su vez la importancia de la navegación en el área. Una compañía naviera realiza el transporte constante de autos y personas en su transbordador, que une Chile Chico con el Puerto General Ibáñez; de esa manera, permite el contacto fluido con la ciudad de
Coyhaique y la Carretera Austral sin dar la vuelta al General Carrera. En una punta del bulevar O´Higgins encontramos el Mirador del Viento, desde donde se tiene una vista espectacular de todo el pueblo, del cordón montañoso de alrededor y del lago. Desde la costanera, cerca del muelle, subimos una escalinata extensa con varios tramos que permiten ir regulando el esfuerzo. Al llegar a la parte alta, sacamos fotos de sus banderas y mangas catavientos como las de los aeródromos que, al paso del viento, producen un sonido muy particular que se agrega a sus características. A esta plaza de altura también se accede en auto desde una calle principal a nivel.
Alejándonos del centro, encontramos chacras productoras de frutales y hortalizas y cría de animales de granja, algunas tan antiguas como la llegada de los colonos belgas. Forman parte de la economía de los pobladores y este valle fértil fue el que determinó donde se ubicaría el poblado. Mientras desandábamos las calles, notamos la presencia de gran cantidad de jóvenes que cargaban sus mochilas al hombro. Amantes de la aventura, turistas nacionales y extranjeros, hacen pie en Chile Chico para dirigirse a lugares de gran belleza de los alrededores. Optan por conocer el río y reserva nacional Jeinimeni, las Capillas de Mármol, el lago Bertrand, la bahía Jara, Piedra Parada y la Cueva de las Manos ya sea en bicicleta o en moto.
Chile Chico es, en su totalidad, un punto de convergencia de espacios naturales de gran atractivo y con muchos seguidores.