En Puerto Bertrand, un rincón maravilloso que tienta a los amantes de la pesca con mosca, navegamos su lago hasta la naciente del río Baker.
Los paisajes de esta región chilena parecían relucir aún más bajo el tibio sol otoñal. Dejamos la paz del lago General Carrera y rumbeamos hacia
Cochrane. Tomamos la Carretera Austral y bordeamos el lago Negro, que se conecta con un brazo del lago Bertrand. Luego nos desviamos a la derecha hasta llegar a Puerto Bertrand, una bonita aldea que se recuesta sobre la costa norte del lago. El caserío silencioso que se extiende por la montaña entre los bosques de lengas frente al cordón Contreras alberga cerca de 90 pobladores fuera de la temporada estival.
Me deslumbró la serena belleza de la villa. Avanzamos por una callecita hasta llegar al
lodge de pesca Río Baker. Allí conocimos a Arcadio, un lugareño que nos invitó a navegar el lago Betrand hasta la naciente del Baker.
Turquesa
El espejo de agua es simplemente hermoso. Turquesa vibrante, recibe los afluentes de los lagos General Carrera y Plomo, que se alimentan con los deshielos de los ventisqueros.
Ni bien subimos a la pequeña embarcación, la perra de Arcadio, Gaucha, se ubicó en la proa para disfrutar con nosotros de la navegación. Conocido por aquéllos que buscan practicar la vida al aire libre y la pesca deportiva, en el Bertrand nace el río más caudaloso de Chile: el Baker. Este curso posee una longitud de 200km y rápidos que invitan a bajarlos haciendo
rafting o en
kayak, unos tramos antes de su desembocadura en Caleta Tortel.
Su tonalidad verde turquesa también es fascinante. No en vano, los pescadores lo consideran un paraíso y colman los distintos
lodges y cabañas todo el verano para practicar pesca con mosca. Después del relajado paseo, volvimos al pequeño muelle del
lodge para despedirnos de Arcadio y la simpática Gaucha. Seguíamos por la carretera rumbo a Cochrane. Cada tanto, parábamos para echarle un vistazo al río, que por momentos se alejaba de la ruta. Después de subir la cuesta del Diablo, un fantástico mirador nos mostraba el encuentro del Baker con el río Nef, de aguas lechosas que provienen de los glaciares.
Unos 3km más adelante, frente a la confluencia del río Chacabuco y el Baker, sale el desvío hacia la frontera argentina por el paso Roballos. Nosotros continuábamos hasta el valle del río Cochrane para finalmente llegar a esta localidad.