El sector de pasarelas permite admirar el frente del glaciar Perito Moreno y presenciar de cerca la caída de los bloques de hielo, a sólo treinta kilómetros de la entrada del Parque Nacional Los Glaciares.
Bajaba los escalones en silencio, expectante por llegar al primer mirador del glaciar Perito Moreno, a tan sólo 85 kilómetros del centro de El Calafate, dentro del Parque Nacional Los Glaciares. Ya habíamos bordeado el Brazo Rico del lago Argentino y transitado por el bosque de lengas, ciruelillos, calafates y alerces que embellecen el camino, a lo largo de treinta kilómetros desde la entrada del área protegida hasta el sector de pasarelas. Pero el frente del glaciar Perito Moreno me esperaba. Sabía que había cerrado el paso entre el canal de los Témpanos y el Brazo Rico, aumentando el caudal de este último a razón de cinco centímetros por día. También imaginaba que, de mantenerse el dique natural todo el verano, podría darse un nuevo rompimiento, como fue en el año 1984 por última vez. Cada tanto lo escuchaba quebrarse, bramar como una increíble mole viva.
Al comienzo del sector de pasarelas, el guía nos había dado una breve charla informativa y nos había marcado el camino. Antes de llegar al primer balcón, se observa la placa de la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad, otorgada por la UNESCO en 1981. Y más adelante, dos atriles informativos sobre los procesos glaciarios y la formación del Perito Moreno en particular. Cada mirador ofrece una nueva perspectiva. Desde el ingreso al sector de pasarelas, se desciende cuatrocientos metros hasta el balcón inferior, el más cercano al frente del glaciar. El cansancio del trekking en el hielo comenzaba a sentirse, por eso acepté el consejo del guía de dirigirme siempre a la derecha, escaleras abajo, para descansar un poco. El balcón intermedio es el mejor lugar para apreciar el sector norte del glaciar con una muy buena vista del canal de los Témpanos y hacia la izquierda de este mirador, se encuentra el segundo balcón, bien enfrente del glaciar. Este glaciar no deja de sorprenderme. Nace, al igual que los otros doce glaciares patagónicos, en el campo de hielo ubicado al oeste de la provincia de Santa Cruz. Con catorce mil kilómetros cuadrados, esta enorme superficie representa la tercera más grande del mundo, después de la Antártida y Groenlandia, y constituye la cuenca de alimentación de los glaciares de Chile y la Argentina. Las lenguas de hielo que bajan al este, ingresan a la provincia de Santa Cruz, por el lago Viedma, en la zona norte del Parque Nacional, donde se encuentran el cerro Fitz Roy y el cerro Torre. El Upsala, el Speghazzini y el Onelli, entre otros glaciares, descienden al brazo norte del lago Argentino. Estas formaciones se apoyan en el basamento de roca y terminan en un lago, característica que recibe el nombre de glaciares Calvin. Si bien los glaciares más grandes del parque son el Viedma y el Upsala, el Perito Moreno es un glaciar de gran extensión ubicado a sólo doscientos metros sobre el nivel del mar, que permite llegar hasta su mismo frente con facilidad, no como en los otros glaciares a los cuales se accede después de un largo trekking o navegación. El Perito Moreno es el único glaciar que permanece en equilibrio, es decir, toda la masa de hielo que recibe de su cuenca de alimentación en invierno, la va perdiendo gradualmente en su frente durante el verano. Casi al alcance de la mano, un juego extraño de dimensiones y percepción para los sentidos. Por momentos, apacible, inmóvil, congelando la atmósfera y el tiempo. De vez en cuando, algún murmullo, un rugido que crece desde lo profundo, y de repente… la sólida pared de setenta metros de hielo sucumbe a la presión, se desprende y derrumba, desgajándose con estrépito. Y una se queda ahí, apoyada en la baranda, atónita y sin aliento, a la espera de un nuevo desprendimiento. Pasa el tiempo y no puedo dejar de mirarlo, tratando de intuir dónde será la próxima caída. Es inútil, su majestuosidad sobrecoge y atrapa sin predecirlo. Como orgullosamente anuncian los calafateños, el glaciar Perito Moreno bien se ha ganado el octavo lugar en las maravillas del mundo.
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