Sobre un acantilado perfecto se ubica el ecocentro, un edificio de arquitectura galesa que se presta para convertirse en un mirador. Cada uno de sus ventanales invita a la contemplación eterna del mar y permite apreciar el maravilloso mundo de los habitantes marinos. María Elena Lizurume, a cargo de los programas culturales del ecocentro, fue la encargada de guiarnos durante el recorrido. En primera instancia, nos comentó que el edificio fue inaugurado en el año 2000 gracias al trabajo de un grupo de científicos y naturalistas estrechamente vinculados con la zona de Península Valdés. Los principales promotores fueron los señores Alfredo Lichter y Claudio Campagna. Ambos elaboraron un proyecto que, esencialmente, tenía carácter científico y cultural y estaba dedicado a la observación e interpretación de los ecosistemas marinos.
María Elena nos condujo muy amablemente a los distintos ambientes del lugar. El recorrido incluía manifestaciones sonoras, láminas, fotografías y reproducciones de animales de la zona. En la más fascinante de las salas, se puede descubrir las variedades de algas, identificar el comportamiento de las ballenas, establecer las diferencias que existen entre las focas, los lobos y los elefantes marinos, y determinar las características de las corrientes oceánicas. Por otra parte, en un extremo de la misma sala, junto a otro ventanal, se puede observar una gran pileta donde viven pequeños invertebrados. Por último, cabe destacar que el ecocentro, como espacio cultural, exhibe muestras itinerantes del Museo de Bellas Artes y organiza distintos eventos educativos y culturales abiertos a toda la comunidad. Entre ellos se encuentra el programa educativo gratuito para las escuelas de la provincia de Chubut y el programa auspiciado por la empresa metalúrgica Aluar.