Junto con Punta León, es el único apostadero continental de estos mamíferos fuera de la península.
Partimos desde el centro de la ciudad de
Puerto Madryn por la ruta provincial nº 1 hacia el sur junto a la gente de Huinca Travel. Nuestro destino era uno de los lugares más bellos y menos divulgados: Punta Ninfas. Nos subimos a la camioneta con Diego y Germán, conductor y guía respectivamente. El paisaje del camino resultó maravilloso y los comentarios de nuestros compañeros de aventura nos enseñaron bastante acerca de los nativos tehuelches. Luego tomamos la ruta provincial nº 5. Afortunadamente, como era muy temprano pudimos ver algunos de los animales que conviven en la zona: guanacos, choiques y charitos (las crías), cientos de simpáticas ovejas junto a su arriero y las famosas liebres patagónicas.
Durante el trayecto, paseamos entre bardas y senderos. La naturaleza se nos presentó en toda su plenitud. También tuvimos la posibilidad de observar muchas flores coloridas y mariposas que adornan el paisaje. El cielo estaba completamente despejado y, ciertamente, no faltó a la cita el conocido viento patagónico. Así fue como poco a poco y disfrutando cada elemento de la naturaleza, el punto negro que visualizábamos en el centro de la estepa patagónica fue cambiando de tamaño hasta “convertirse” en el fabuloso faro de Punta Ninfas. Bajamos de la camioneta y recorrimos un poco el lugar. Descendimos con extremo cuidado por el acantilado para ver una espectacular colonia de elefantes marinos. Todos convivían en un contexto único, ubicados frente a las costas de la península de Valdés. Punta Ninfas y Punta León son los únicos apostaderos continentales de estos mamíferos fuera de la península. Observarlos es un espectáculo inigualable, la naturaleza se expresa a través de ellos. El lugar reúne cientos de fósiles marinos que quedaron expuestos cuando, millones de años atrás, el mar se retiró de la costa. Asimismo, en Punta Ninfas también se puede admirar el vuelo de varias aves marinas poco comunes dentro de los golfos. Y además durante la temporada de ballenas uno puede deleitarse con la entrada y salida al mar de las madres con sus crías recién nacidas.
Fue así que en este incomparable contexto disfrutamos de un delicioso almuerzo previo a nuestro regreso. Cuando la excursión culminó, sentimos un placer inmenso. Sin duda se trata de la satisfacción que brinda la naturaleza a través de sus animales, sus colores, sus ruidos y sus hábitos.