El buceo deportivo es una de las actividades más fascinantes para practicar en el mar. Viedma y Carmen de Patagones tienen distintos sitios para practicarlo.
Desde la ciudades de
Viedma-Carmen de Patagones, lo mejor es tomar por la ruta nacional 3 con dirección a la localidad de
San Antonio Oeste y desviar hacia la izquierda por un camino de ripio que conduce hasta Punta Mejillón, donde se encuentran los mejores lugares para bucear frente a las costas con acantilados del golfo San Matías. En estas playas existen distintas bajadas al mar que permiten llegar con vehículos y embarcaciones, por lo que es común ver jeeps o camionetas con gomones que se acercan al mar para salir de pesca o simplemente para bucear. Muchas de estas embarcaciones utlizan equipos con navegadores satelitales del tipo GPS, que les permiten localizar de manera rápida y segura el fondo marino y de esta forma acercarse lo más sigilosamente para descubrir las maravillas que se encuentran bajo el agua del mar. Salmones, chernias y grandes meros son algunos de los peces que se pueden descubrir mediante las inmersiones, mientras que una variedad de flora marina hace las delicias de los buceadores, incluso de los más avezados en la materia. Bahía Creek y la Caleta de los Loros son generalmente los lugares elegidos por las embarcaciones para inciar las inmersiones. Este paraje marino, de excelente visibilidad, invita a sumergirse no más de 20 metros, que permiten encontrar todo a tan poca profundidad.
La facilidad con la que se divisa el fondo, constituido por grandes piedras cubiertas por mejillones y algas de diversos tamaños, es una de las características de este tipo de fondos. Esto invita a que aun quien se bautiza con estas aguas logre en poco tiempo y de manera natural disfrutar de todo lo que se puede ver bajo el agua, sin necesidad de sumergirse más de quince o veinte metros. Si bien las inmersiones no son algo nuevo en la zona, el buceo deportivo ha comenzado a realizarse de manera rutinaria en los últimos años, de modo que estos mares no han sufrido tantas inmersiones como sí ha sucedido en otras partes, donde la presencia del hombre dentro del agua alteró significativamente el lugar. El océano Atlántico logra hermanar de manera perfecta sus aguas con los acantilados de la costa y más allá del lugar que se elija, todos se vuelven paradisíacos con la llegada del atardecer. Una postal única que se logra aquí, en las placenteras aguas del golfo San Matías.