La arquitectura es simbólica y allí puede verse la cara de una ciudad. Bariloche pone a punto su costanera, donde esta arquitectura se renueva y se abre al paisaje.
La costanera de San Carlos de Bariloche renovó su imagen. Durante los últimos años avanzaron los trabajos de limpieza y recuperación de los espacios de la costanera. Son unos 3 km desde el centro de la ciudad hasta la playa Centenario en el Ñireco. Aunque siempre fue un lugar muy transitado y usado como esparcimiento, con este lavado de cara, la gente se apropia del lugar y lo disfruta mucho más. Una apertura hacia el paisaje El plan para refuncionalizar la costanera se viene gestando en varias etapas desde 2017. La idea principal es que la gente encuentre un paseo saludable, amigable para el peatón, que cuente con infraestructura deportiva, turística, gastronómica y comercial. La recuperación del paseo público y las playas del Centro y Centenario van en consonancia con un destino más afianzado, poniendo en valor la no contaminación arquitectónica y la apertura hacia el paisaje. El paseo recreativo y deportivo superó las expectativas. El Pump Truck/Skate Park de la costanera es uno de los mejores circuitos del país. Los ciclistas lo utilizan para entrenar descenso de montaña y técnica. También lo disfrutan los skaters, incluso los más chiquitos en bicis o monopatín.
Una de las últimas intervenciones que generaron un gran impacto visual fueron las letras del nombre de la ciudad, "Bariloche", en la playa del Centro. Allí es frecuente ver a los visitantes tomarse las fotografías que se están volviendo un hito de la visita a Bariloche, con el fondo insuperable del lago Nahuel Huapi. La costanera al pie del Centro Cívico se vio mejorada con luminarias, reparación de veredas y recuperación de muros y escaleras de acceso a las playas. Los espacios verdes van ganando terreno con sistema de riego automático. Se agregaron rampas para hacer los paseos accesibles y se crearon plazas saludables. El mobiliario urbano hace más cómodos los espacios para pasar el rato. Los food trucks se convirtieron en parte del Paseo del Lago de Bariloche. La variedad gastronómica es muy llamativa y encanta tanto a turistas como a residentes. Es el auge de los puestos rodantes y la política del municipio promueve su ordenamiento para que puedan habilitarse y ponerse activos en varios puntos de la ciudad. Un punto de referencia cultural de siempre es el Museo Paleontológico, que preserva y difunde patrimonio paleontológico regional. Suele haber charlas de divulgación y talleres para niños en época de verano. Los edificios característicos de Bariloche, aquellos con piedra y madera muy reconocibles en las postales, son los que pintan de entero la ciudad y su puesta en marcha allá por las décadas del 30 y 40. Alejandro Bustillo y su impronta se dejan ver en el Centro Cívico, la Catedral, el edificio de Aguas Rionegrinas y la escuela 266. El arquitecto, pintor y escultor también dejó su huella urbanista en las villas Llao Llao, Traful y La Angostura. La arquitectura es simbólica y representa situaciones públicas y privadas. Esta arquitectura de Bariloche se vincula con la gestión del Dr. Exequiel Bustillo, el gran propulsor de Parques Nacionales y promotor del desarrollo turístico. El Centro Cívico es el símbolo indiscutido de Bariloche, inaugurado en un contexto histórico de pueblo de frontera e incipiente área protegida. Es el punto de encuentro de los barilochenses. Sus eventos artísticos y expresivos tienen lugar allí, pero también es el lugar donde los grupos sociales se expresan. El puerto San Carlos todavía es un pendiente en esta renovación del paseo de la costanera. Allí se pretende crear un espacio para que partan excursiones cortas pero se avanzará en otro momento con una licitación pública.