Recorrer sus calles, descubrir su arquitectura típica, observar el movimiento del puerto y charlar con su gente permiten entender por qué Castro es una de las ciudades preferidas de Chiloé. Para conocerla mejor y entender la identidad de este pueblo hay algunas visitas y lugares ineludibles. El Museo Regional, ubicado sobre la calle Esmeralda, exhibe una completa colección histórica y constituye un relevante espacio cultural. Creado en 1967 gracias al esfuerzo de las instituciones locales, este museo ha posibilitado el rescate de la memoria colectiva de la isla, que en la actualidad se comparte con los visitantes. Por la misma calle se llega hasta la iglesia de San Francisco, declarada monumento nacional y Patrimonio de la Humanidad. La belleza de este templo construido en 1910 se destaca del resto de las iglesias chilotas. Luego de admirarla, se puede bajar por la calle San Martín hasta Sotomayor en dirección a la costanera.