Cercanas a la ciudad de El Calafate, las históricas cuevas de Walichu esconden secretos únicos. Un lugar para conocer y dejarse llevar
Son innumerables las actividades que se pueden realizar en la ciudad de El Calafate y sus alrededores, pero sin duda visitar las cuevas de Walichu es una que no puede faltar en la lista de excursiones de cualquier visitante. Allí nos dirigimos hoy. Salimos de la ciudad tomando la ruta provincial 11 hasta que nos encontramos con un cartel, del lado del Lago Argentino, que indicaba la entrada a las cuevas. A medida que ingresábamos a las cuevas, ya a pie, nos íbamos sumergiendo en un mundo lejano en el tiempo, pero aún presente. Recorrimos un sendero que fue armado especialmente para que los visitantes pudieran ir descubriendo las maravillas que el hombre y la naturaleza dejaron hace miles de años.
El arte impreso en las cuevas, en colores rojos, ocre, amarillo, negro y blanco, muestra la concepción que tenían de la vida estos pueblos originarios y el mensaje que querían dejar para las generaciones posteriores. Entre las técnicas que utilizaban para crear estas pinturas estaba el arrastre de los dedos, digito puntura usando dedos o motas de pelo y soplando a través de un hueso de guanaco ahuecado. Además del arte rupestre que supo conquistarnos a todos, el paisaje natural es alucinante, ideal para descansar en las costas pedregosas y disfrutar del aire sureño junto a una vista encantadora. Para terminar el paseo, fuimos a una casa que sirve como punto de encuentro, donde además de conocer acerca de los valores arqueológicos y antropológicos que tienen estas cuevas, pudimos apreciar una hermosa vista del lago. Parados ahí, admirando la belleza de la naturaleza, entendimos que el hombre también puede manifestarse de una forma digna de admirarse. Al ingresar a las cuevas de Walichu, hicimos un viaje en el tiempo; los secretos están guardados, a la espera de todos.