Mucho habíamos escuchado de la famosa estancia Cristina y, la verdad, era una excursión que teníamos como prioridad y que ninguno de los presentes quería perderse. Según lo que nos comentaron, se trata de una navegación por el Lago Argentino que desembarca finalmente en la estancia (a la que se llega sólo por vía lacustre). Durante el viaje nos acercamos a gigantes témpanos de hielo que se encuentran a la deriva mientras los observamos desde un lujoso catamarán. Las personas que buscan un lugar rodeado de bosques, lagos e imponentes glaciares para realizar turismo rural tienen la posibilidad de conocer uno de los establecimientos más simbólicos de la región austral, muy cerca de El Calafate: la estancia Cristina. Su ubicación privilegiada ofrece el mejor acceso terrestre al glaciar Upsala y a los hielos continentales, lo que la hace un paraíso único en el mundo. Los visitantes pueden optar por los programas de un día o de dos días completos para conocer este maravilloso lugar, ya que brinda la oportunidad de quedarse a pernoctar.
Para llegar a la estancia Cristina nos embarcamos en un lujoso catamarán desde el Paraje de la Cruz, a 40 kilómetros de El Calafate, en el puerto de Punta Bandera, que sale a primera hora de la mañana. Antes de llegar a la estancia, donde nos esperaba una flota de camionetas 4x4 para recorrer los alrededores y llegar por tierra hasta una de las paredes del glaciar Upsala, navegamos entre témpanos e imponentes paisajes. Los bloques de hielo semisumergidos a la deriva le daban al recorrido una sensación mágica. Uno de los espectáculos más bellos son los desprendimientos del glaciar. El viento, el sol y las lluvias los esculpen, formando distintas figuras que son elegidas por los visitantes para sus fotos. En nuestro caso, la excursión elegida fue el Discovery Upsala, que consiste en navegar por el Lago Argentino y su brazo norte hasta la estancia para luego acceder con las 4x4 a un imponente mirador desde donde es posible observar la inmensidad de una de los frentes del glaciar. Hasta hace un tiempo, la embarcación accedía hasta la pared principal del glaciar Upsala, pero un gran desprendimiento glaciario formó una barrera de hielo que impide tomar este camino. La vista desde el mirador del Upsala es realmente espectacular. Cuando las camionetas nos dejaron, comenzó un pequeño trekking que fue llevándonos casi sin darnos cuenta a estar frente de un glaciar realmente hermoso, cuyos colores comenzaron a manifestarse de forma inmediata y fascinante a la vez. El recorrido continuó volviendo a la estancia. Luego de un intenso paseo por los alrededores, en los que nos fueron contando la historia de la estancia y sus antepasados, terminamos sentados en el comedor, preparado para agraciar al visitante. Productos cuidadosamente seleccionados, entre los que se destacan las mejores carnes argentinas, el cordero patagónico y los sabrosos quesos ahumados, hacen que este alto en la jornada sea una experiencia única para el paladar. Al llegar la tarde, luego de un rato para disfrutar del museo de la estancia y de todos los objetos y elementos que allí habitan, comenzamos a acercarnos nuevamente al catamarán para regresar a Puerto Bandera, nuestro destino final.