Una excursión guiada por El Calafate nos llevó a conocer los puntos típicos de la ciudad y su historia subidos a un vehículo que nos lleva a conectarnos más con este destino encantador.
Comenzamos el recorrido unas horas antes del mediodía. Nos subimos al vehículo y el guía, luego de saludarnos, empezó a hablar de la historia de la ciudad y de los lugares que cruzábamos a medida que empezamos a desplazarnos. Transitamos por las calles del casco antiguo y pudimos observar las primeras construcciones de los pioneros. A medida que avanzábamos, el guía nos contaba sobre los primeros pobladores de la villa turística de
El Calafate.
Cuando llegamos a la laguna Nimez, bajamos del vehículo para observar con más detenimiento el maravilloso paisaje que nos rodeaba. A metros de la costa del Lago Argentino, gracias a los binoculares que nos dieron, pudimos realizar un avistaje de las increíbles aves locales enmarcadas por la flora característica. Luego de sacar fotografías, volvimos a la marcha. Nos dirigimos hacia las chacras de la zona, donde se cultivan las frutas más sabrosas. Dicha labor ha sido transmitida por generaciones y mediante mucho esfuerzo aún hoy se logran conseguir frutillas, guindas y cerezas deliciosas.
Seguimos avanzando hasta llegar a las cuevas de Walichu. Recorrimos el antiguo lugar, donde observamos las huellas que dejaron los primeros habitantes de estas tierras: dibujos de colores ocres impresos en las paredes, obras de arte de antaño. Como última parada, llegamos al mirador de la Virgen de la Paz. Bajamos del vehículo para observar el magnífico paisaje. El mirador ofrece una vista panorámica de la ciudad que nos quitó el aliento. Sin duda, con cada nueva excursión nos enamoramos un poco más de esta hermosa ciudad, llena de vida, historia y tesoros detenidos en el tiempo, aguardando para encantar a todo aquel que los visite.