Se trata de una construcción moderna y austera, con una concepción de líneas puras. Allí también se venera a la beata Laura Vicuña.
Visitamos la iglesia Nuestra Señora de las Nieves, un edificio que presenta una maravillosa iluminación. Naturalmente, se destacan los lugares y las imágenes más importantes del recinto. Además, los espacios de oración y recogimiento son muy sobrios y silenciosos. De esa manera, hacer un pedido o una oración resulta muy agradable. Allí también se rinde homenaje a una de las pobladoras más emblemáticas de Junín de los Andes, la beata Laura Vicuña. La niña Laura falleció a los 13 años y fue alumna del colegio María Auxiliadora. La historia de la beata es muy importante para los habitantes de la zona. En diversos puntos geográficos se la recuerda y respeta mucho. La historia cuenta que Laura llegó con su madre y su hermana desde Chile huyendo de la guerra civil. Tras descubrir que su madre tenía un amante, la pequeña decidió honrar a su mamá a través de su propia muerte y falleció tras una terrible enfermedad en 1904. En la iglesia Nuestra Señora de las Nieves visitamos el rosal que se encuentra en el patio, allí la beata Laura Vicuña solía orar frecuentemente.
Como la historia de esta niña es más que interesante, también conocimos la estancia Fosbery, donde Laura vivió varios años. Además, recorrimos el puesto de Manuel Mora (en las cercanías del puente sobre el río Quilquihué) y el lugar donde bañaban a Laura para bajarle la fiebre. Allí mismo, el resto de las niñas del colegio solían lavar su ropa. Otro de los puntos para conocer es la humilde casita donde murió Laura y el lugar donde fue enterrada, al pie del Cerro de la Cruz, el primer cementerio de Junín de los Andes. Tras la muerte de Laura, y en virtud de su vida ejemplar y la ofrenda que realizó para redimir a su madre, muchos creyentes católicos le brindaron su fe y, según dicen, se produjeron varios milagros. El más importante fue el que protagonizó sor Ofelia Lobos Arellano, religiosa del instituto de Maria Auxiliadora. La religiosa se enfermó gravemente y estuvo durante diez años realizando múltiples tratamientos médicos. Cuando finalmente le pronosticaron pocos meses de vida, sor Ofelia oró y le pidió a Laura Vicuña que intercediera ante Dios para lograr su curación. A la mañana siguiente, la religiosa abandonó el respirador y comenzó a recuperarse rápidamente.