A nadie se le escapa que toda la región que rodea a la ciudad de Pucón está asentada sobre cordones montañosos con presencia de volcanes, inactivos unos y activos otros. Por ende, se hace fácil pensar que al tener por delante un volcán inquieto del cual se desprenden constantemente humo y gases, eventualmente pudiera generar descenso de lahares por sus laderas. Pero todo ello es menos peligroso de lo que parece. Las distintas erupciones que tuvo el volcán a lo largo de los años han permitido que se pueda prever cualquier episodio nuevo que pueda detectarse. Existe un monitoreo constante de la actividad del Villarrica, que se encuentra en manos de personal experto y, además, organismos preparados para la atención del fenómeno en caso que ocurriera. Las calles están señalizadas de forma tal que cualquier transeúnte localice el sector más protegido. Los que viven en Pucón no muestran temor por los caprichos del volcán. Los que llegan de visita, solo tienen que estar alerta e informados y para eso están todos: operadores de turismo, hoteleros y lugares públicos en general.