Una vez en la cumbre, las vistas laterales son impactantes y en especial, lo que atañe a la cordillera y sus referentes volcánicos.
Como parte del macizo andino, el volcán Quetrupillán es un gran atractivo para quienes aprecian la naturaleza y los ascensos de montaña. Desde Pucón y Villarrica parten excursiones guiadas por profesionales que hacen de la salida algo inolvidable. Nos pusimos en contacto con una agencia especializada en turismo aventura de Pucón para realizar la excursión y el día previsto, muy temprano, nos presentamos en sus oficinas listos para partir. Conocimos a quienes nos conducirían y al grupo de entusiastas como nosotros. Luego de una hora de andar en la camioneta, llegamos al sitio desde donde todo dependía de nosotros mismos. Acomodamos nuestro equipo, recibimos algunas instrucciones y nos pusimos en camino. La primera parte de la caminata fue fantástica y en el llano. Poco más adelante tuvimos al bosque nativo como anfitrión, donde los líquenes colgantes de las ramas nos mostraron la pureza del aire.
Admiramos sus distintos tonos verdes y conocimos algunas plantas por su nombre mientras las aves no parecían notar nuestra presencia. Con suerte, algunas veces se encuentran pájaros carpinteros. Luego de un breve descanso para volver a acomodarnos, iniciamos la parte más dura: encarar el sector de acarreo volcánico. Estábamos cerca pero se requería toda nuestra fuerza y entusiasmo para alcanzar la añorada cumbre. Seguimos al guía, quien conocía el terreno palmo a palmo y nos llevó por los senderos más convenientes. El Quetrupillán es un volcán inactivo cuya cima mocha se encuentra a 2.360 m.s.n.m. y remata en un glaciar. Su nombre mapuche significa “Diablo bramador” o “Diablo de pocas luces”, y proviene de una época en que este pueblo indígena era espectador de su furia volcánica. Los últimos metros fueron empinados y cansadores, pero nos posibilitaron las primeras vistas magníficas. Finalmente, pisamos el borde del glaciar y el paisaje se abrió de golpe para mostrarnos toda la zona. El Quetrupillán, junto con los volcanes más cercanos, el Lanín (el más alto) y el Villarrica, forman parte del “cordón de fuego de la cordillera de los Andes”. Descubrimos los volcanes Llaima, Sollipulli y Mocho-Choshuenco y la profusa vegetación de la selva valdiviana que cubre el límite con Argentina. Llevábamos prismáticos que nos ampliaron la visión puntual. En un momento, queríamos quedarnos allí y no descender al llano para poder atraer con todo el cuerpo ese entorno extraordinario. La cámara de fotos captó imágenes que luego, una vez en casa, nos confirmaron la magnitud de la proeza cumplida.