Resulta fascinante haber deseado adentrarse en el mundo de las aguas cálidas que fluyen de la montaña y finalmente encontrarse en uno de los parques más tradicionales del área cercana a Pucón. Termas de Menetúe está en un rincón muy agradable de la Araucanía y nos abrió sus puertas. Desde el momento en que se ingresa, se percibe un clima distendido, donde impera el silencio. Luego de una corta charla en recepción, nos aprestamos a ingresar al circuito para disfrutar del “lugar de baños”, significado de la palabra “menetúe” en lengua mapudungun. Entre flores y árboles nativos, fueron apareciendo las distintas piscinas y atractivos del recinto. Optamos por una de las dos piscinas al aire libre ambientadas a la geografía del lugar y con caídas de agua muy agradables. Permanecimos unos minutos sentados sobre un fondo de piedras con el agua hasta el cuello para sentir el placer que ofrecía su tibieza sobre el cuerpo; una leve brisa movía las plantas enormes de la cercanía. Recorrimos luego el entorno repleto de cómodos sillones de madera rústica y artesanal hasta llegar a una de las piscinas techadas. Nos recibió un ambiente cálido, con una chimenea prendida que invitaba a tomar un baño de inmersión para luego extenderse en una de las poltronas a leer un libro. Eso hicimos y perdimos la noción del rato que permanecimos en ese espacio mientras nuestro organismo lograba la relajación necesaria.