Trancura, aguas termales y algo más

Si hay algo que sorprende al ingresar a las termas del río Trancura, es la inmensidad de sus instalaciones y la cantidad de personas que las frecuentan. Varias piletas al aire libre y otras techadas permiten que todos tengan su rincón donde sentir el placer de sus aguas termales sobre el cuerpo. En el edificio principal, de ornamentación rústica, observamos un gran living con sillones y ventanales que miran hacia las piscinas y un ir y venir de familias dispuestas a no perderse ninguno de los servicios. En malla, con calzado apropiado y toalla en mano, deambulamos hasta encontrar donde iniciarnos en el circuito de inmersión en las aguas cálidas. Algo de bullicio invadía el entorno por la cantidad de gente que compartía la jornada; varias delegaciones llegaban en micro desde distintos lugares de Chile para pasar el día.

Cada pileta cuenta con una temperatura diferente y es necesario consultar previamente en la administración cómo utilizarlas. Solo se debe permanecer en ellas unos minutos, ya sea sentados o caminando, y hay que realizar sucesivos descansos; no se permite nadar ni zambullirse. Un amplio sector de restaurante y confitería invita a hacer un alto para comer alguna especialidad mientras se ve el imponente volcán Villarrica. Lo deportivo y recreativo se canalizan a través de caminatas, canopy, cabalgatas, rappel y paintball. Además de las bondades de las aguas, el entorno boscoso de especies nativas forma parte del esparcimiento. Hacia el final del día, vimos la puesta del sol y constatamos cómo nuestro organismo había encontrado el descanso y la sensación de bienestar que no tenía al ingresar por la mañana.