Las instalaciones de las Termas de San Luis permiten moverse de un sector a otro con facilidad mientras se vive el clima de relajación y vapores que surgen de las distintas piscinas a temperaturas variadas. Abordamos primero la pileta al aire libre y luego la techada. Realizadas totalmente con piedra, incluido el fondo de forma irregular, accedimos a la primera de ellas por sus escalones hasta conseguir el lugar ideal para quedarnos sentados unos minutos. El cuerpo, en contacto con el agua con nivel medio de calor, recibió los primeros beneficios y no deseaba abandonar ese espacio. No obstante, las indicaciones del personal fueron claras en cuanto a que se hace necesario no permanecer más de la cuenta sumergidos y por lo tanto nos instalamos en los sillones de los alrededores. Siempre en el jardín, ubicamos una pileta con hidromasaje que también utilizamos para sentir el placentero golpe de agua sobre alguna parte del cuello y espalda, que habitualmente se contractura.