Recorrimos los principales lugares de la ciudad que hay que visitar para conocer su pasado y su presente.
Con el mar azul que se cuela por cada instantánea de la ciudad, empezamos a caminar por el centro urbano para visitar aquellos edificios y lugares más representativos. Como inicio obligatorio, nos situamos en la plaza de armas Muñóz Gamero, donde se encuentra el monumento a Hernando de Magallanes, que expresa fielmente la concepción colonizadora. La escultura del conquistador se eleva sobre la imagen de un sélknam (ona) al que, según la leyenda local, hay que besarle el pie para volver a Punta Arenas. Alrededor de esta manzana principal se construyeron las residencias de las familias más prestigiosas de la región, las que impulsaron el desarrollo económico y forjaron su fortuna en torno al comercio marítimo y la explotación ganadera ovina. Los fastuosos palacios de los Braun Menéndez, Montes, Stubenrauch y la casa Blanchard surgieron hacia 1892 y todavía lucen un impactante diseño arquitectónico.
Distintas miradas
Alejándonos de la plaza de armas hacia el Norte, avanzamos por Av. Colón hasta Arauco para llegar al punto panorámico del cerro La Cruz. Este mirador regala una hermosa vista de la ciudad, con sus techos coloridos que alcanzan el estrecho y el paisaje lejano de Tierra del Fuego, el monte Sarmiento y el área sur de la península de Brunswick. Luego de contemplar la ciudad desde lo alto, bajamos por la Av. Colón hacia la Av. Costanera. Hacia el Sur, los antiguos cascos de barcos duermen silenciosos, entre ellos la fragata inglesa Lord Lonsdale con un cartel que indica: “Homenaje a los marinos de todas las nacionalidades que surcaron el mar magallánico e hicieron posible el mejor conocimiento y la colonización de la región”. En la zona portuaria, el pontón Muñóz Gamero también guarda otros restos de embarcaciones que zozobraron en los mares de Magallanes. Seguimos por la costanera hasta el parque María Behety, que tiene diferentes áreas recreativas ideales para hacer picnic y lagunas que se transforman en pistas de patinaje sobre hielo en invierno. Otra vez en la costanera, a la altura de la Av. Independencia subimos en dirección al cerro Mirador, donde funciona el centro de esquí y hay un fascinante lugar para contemplar el paisaje urbano y el mar.