Cuando las aguas calientes que emergen de la montaña se unen con las provenientes de las cascadas y el agua de mar, un cóctel de excelente combinación se pone a nuestra disposición para el placer sin límites.
La naturaleza ha sido muy generosa con la zona aledaña al parque nacional Queulat. Selva exuberante y un sistema montañoso espectacular nos brindan la posibilidad de contemplar cumbres nevadas y ventisqueros durante todo el año.
Siempre nos maravilló la capacidad que tiene la Tierra de entregarnos sus bondades en forma continua y sin mesura. Las aguas termales de calidad son una de esas bondades. En el canal Puyuhuapi en ambas orillas del fiordo de mar, muy cerca del pueblo de Puyuhuapi, encontramos ese atractivo.
Para acceder al Lodge & Spa Termas de Puyuhuapi, llegamos por la Carretera Austral e hicimos una breve navegación en la lancha La Dorita, que realiza el cruce hasta el complejo ubicado en la otra orilla.
Ubicado en el Seno del Ventisquero, el conjunto que compone el apart hotel y spa impacta por su fuerte presencia al llegar. Playas y piscinas al aire libre se ubican en un bosque nativo espectacular.
Recorrimos las instalaciones junto a Annet y Rodrigo. Nos pusimos cómodos e hicimos uso de una de las piscinas con fondo de piedras que se hallan al aire libre. Allí se ha privilegiado el contacto con la naturaleza. Cascadas de agua cálida o fría caen sobre los pozos o piscinas en forma natural.
Relajados por la sensación de tranquilidad que brinda la temperatura del agua, supimos que cada pileta tiene una temperatura distinta. Los hoyos aledaños están cubiertos de helechos que nos daban la sensación de estar solos en este hábitat.
Al introducir los pies en una pequeña tina con agua helada, se equilibran las sensaciones y baja la temperatura del cuerpo. Sentimos un placer fantástico: como si nuestro cuerpo pesara menos. Luego, hicimos un descanso mirando el mar.
Dice Annet que “quienes desean un baño más energizante, simplemente pasan de una pileta de agua termal a una cascada de agua helada o un chapuzón en el mar a escasos metros de las piletas”. Las aguas, de origen volcánico, son fuertemente mineralizadas.
Annet aconseja a sus visitantes tomar baños en horario nocturno para disfrutar del silencio sólo interrumpido por el croar de las ranas y el oleaje sobre la playa.
Además de la posibilidad de alojarse en el mismo complejo, una inmensa piscina cubierta en el hall central y servicios de spa de gran categoría complementan la terapia termal. Talasoterapia, hidromasaje, fangoterapia, masajes con elementos surgidos de la propia naturaleza son algunos de los servicios.
También deportes náuticos, salidas de pesca y senderismo con observación de flora y fauna forman parte de las actividades programadas para quienes pasen allí varios días.
Nuestra visita duró apenas unas horas, pero la sensación de bienestar que recibimos se extendió en el tiempo.
Donde el hombre aún no cambió el paisaje original
También conocimos otra terma cercana a Puyuhuapi, ubicada sobre la misma Carretera Austral. A sólo 6 kilómetros del pueblo, las Termas del Ventisquero proponen un día de placer disfrutando de sus aguas de origen volcánico en forma conjunta con las aguas de mar.
A nuestra llegada conocimos a su dueño, el Sr. Luis Calderón. Sobre el borde costero, el complejo parece un balcón al mar, muy armonioso e integrado a la naturaleza. Tres piscinas termales con temperaturas de 35°, 40 ° y 20° pueden ser utilizadas sin superar los 20 minutos de inmersión.
Es un complejo termal joven. Elegimos la piscina de temperatura media para gozar de sus propiedades. Aguas transparentes y esa sensación impagable que producen las aguas mineralizadas en el cuerpo.
Cuando faltaban sólo unos segundos para los 20 minutos recomendados, emergimos del agua sintiendo la diferencia con el aire de mar, más fresco pero agradable. Un sillón nos estaba esperando para realizar el relax.
Sobre la playa, en otro sector, emerge agua caliente desde una enorme roca produciendo vapor. Al entrar en contacto con el agua salada, origina una temperatura de alrededor de 30°. Una piscina alberga esas dos fuentes de salud.
La visita a las Termas del Ventisquero fue un excelente complemento de las actividades que realizamos por la zona, pues nos ofreció un reparador descanso. Cuando el tiempo lo permite, se puede tomar baños hasta las 23 hs. bajo las estrellas, experiencia que quedó pendiente para otra visita.
La naturaleza nos proporciona infinidad de placeres. Sólo hay que descubrirlos y aprovecharlos sin perturbar el entorno.