En esta exigente competencia participan deportistas argentinos y extranjeros, que reciben el acompañamiento de todo un pueblo en un ambiente de fiesta.
A fines de agosto o comienzos de septiembre de cada año, San Martín de los Andes vive una nueva edición del Tetratlón de Chapelco. Esta esperada prueba multidisciplinaria ya ha cumplido más de 25 ediciones y sigue siendo un atractivo para participantes y turistas. En el desarrollo de este duro desafío, el escenario cobra importancia. El cordón montañoso del cerro Chapelco, con sus pistas inmejorables, los bosques nativos y el espejo de agua del lago Lácar, da vida a la competición. Los circuitos cambian en cada edición de acuerdo al estado de nieve, caminos y superficie del agua. La largada se realiza en la cumbre el cerro y es un momento de muchos nervios y emociones para los competidores, que se han preparado durante mucho tiempo para ese instante. El paso por las pistas de esquí exige un gran esfuerzo físico e incluye tramos de trepada con los esquíes al hombro, algo a lo que muchos no están acostumbrados.
En la base el cerro
En el primer parque cerrado, los cuatrocientos inscriptos dejan sus esquíes para iniciar el tramo de
running por caminos siempre nevados y barrosos. A lo largo del itinerario la presencia del público, el aplauso y el estímulo hacia los corredores es incesante. El trayecto finaliza en la costanera de la ciudad y los participantes ingresan a las aguas del lago para iniciar la etapa de
kayak. Es un momento crucial de la competencia, ya que muchas veces el oleaje exige un gran trabajo con el remo para sortear los vientos y las caídas al agua. Al comienzo del “Tetra”, los deportistas componen un grupo compacto, pero a lo largo de la prueba la distancia entre ellos crece y determina el lugar que cada uno ocupará al llegar a la meta. Al salir de las aguas frías del lago, cambian su indumentaria y trepan a sus bicicletas para el tramo final. El cansancio acumulado hace estragos en los cuerpos entrenados y es la fuerza mental la que les permite seguir adelante, de acuerdo al plan que cada uno se impuso previamente.
Llegando a la meta
Finalmente, los esperan las calles asfaltadas de la ciudad para enfrentar el arco de triunfo que indica el final de la carrera. Luego del esfuerzo que los mantuvo a prueba durante todo el recorrido, llega el momento de la emoción: se funden en un abrazo con familia y amigos y las lágrimas pugnan por escaparse de los ojos de todos. Algunos “tetratlonistas” se han propuesto ocupar los primeros puestos y otros simplemente corren para llegar y medirse a sí mismos; todos tienen su compensación. El “Tetra” sigue sumando ediciones y adhesión por parte de la organizadores, competidores y espectadores. A pesar del duro clima patagónico, el reto es vencer la adversidad y probar que sigue siendo “la carrera” de San Martín de los Andes.