A las puertas del complejo, en medio de un entorno natural único, un ambiente distendido y muy apacible nos recibe y dan ganas de quedarse para siempre.
Una jornada de descanso y relajación en el complejo Hotel y Termas de Huife asegura un alivio de tensiones que no se olvida. A pocos kilómetros de Villarrica, es un premio a la agitada vida moderna en que el estrés y la rutina ocupan nuestras horas. Al llegar, desde los balcones terraza del edificio principal ubicamos cada uno de los sectores del inmenso predio. Sus tres piscinas al aire libre impactan por el espacio que ocupan, por sus espléndidas sombrillas y sillones y por su proximidad con el río Liucura. Una vez que pasamos por los vestidores, probamos la tibieza de sus aguas y nos sentamos sobre su fondo oscuro hecho de piedras. La sensación de plenitud fue total y más aún cuando nos tiramos a descansar en las reposeras mientras la vista vagaba por las laderas de los cerros boscosos vecinos. Las frías aguas del río complementan los beneficios del circuito termal, aunque no muchos se atreven a ese contacto.
Luego ingresamos al sector de la piscina de hidroterapia. Las opciones para que un masaje hídrico acariciara nuestra piel eran varias. Agua tibia a raudales en forma de chorros a presión, burbujas, cascadas propulsoras daban de lleno en nuestra espalda, cuello y cintura. El tiempo transcurrió sin que nos diéramos cuenta y nadie quería irse de allí. También tonificamos nuestras piernas y pies con un masaje intenso que provenía de un movimiento interno de aguas en la piscina, en la que se puede caminar a favor o en contra de la corriente. Gracias a la buena información recibida al llegar, utilizamos las piletas de distintas temperaturas con los tiempos adecuados de estadía y descanso. Un coqueto spa complementa los resultados anti estrés de las aguas termales. Con sus técnicas de fango y algas y masajes relajantes, suma resultados satisfactorios que el organismo atesora y agradece. Un poco más apartadas, las cabañas sugieren vivir este clima de reposo por más de una jornada. A su vez, el restaurante y confitería están preparados tanto para los paladares más exigentes como para aquellos que desean realizar una dieta sencilla y sana para acompañar los tratamientos termales. Canelos y arrayanes perfuman el parque como parte del paisaje y de los senderos por los que las caminatas se imponen. Al término de la jornada y de regreso a Villarrica, sentíamos nuestro cuerpo liviano y la tranquilidad del camino afianzó la armonía lograda en un día de vida natural, descanso y relajación en las aguas termales de Huife.