Para realizar este
trekking de una hora con toda la familia, nos dirigimos al Refugio Neumeyer, que se encuentra a 20 kilómetros de
Bariloche.Tras recorrer 8 kilómetros por la ruta nacional 258 con dirección a
El Bolsón, doblamos a la izquierda por el camino de tierra que nos llevó al Valle del Challhuaco, donde se encuentra el refugio. El que lo prefiera, puede optar por contratar un traslado con o sin guía hasta el lugar en alguna de las agencias de turismo que brindan servicios de ecoturismo familiar. Una vez en el sector, ajustamos nuestras botas de
trekking y nos dispusimos a la aventura, no sin antes solicitar en el salón comedor del refugio un folleto que nos ayudaría a interpretar mejor los paisajes que estábamos a punto de conocer. Quien decida realizar la caminata con guía no lo necesitará, ya que el guía proporciona toda la información acerca de los secretos del bosque de esta región.
El sendero que transitamos se encontraba muy bien señalizado para llegar sin ningún tipo de percance al destino esperado. Basta con seguir los distintos indicadores de color azul que se presentan. El sendero interpretativo que une el Refugio Neumeyer con este valle muestra toda la vegetación de los ecosistemas alto andino, estepa y bosque. Pronto estábamos caminando por la espesura, rodeados de troncos, sorteando raíces o cruzando arroyos escondidos entre flores y ramas viejas. El sendero es fácil de recorrer y con poco desnivel, así que preferimos no apresurarnos.
El bosque que estábamos atravesando integra la reserva nacional Nahuel Huapi. Como se trata de un área protegida, solo podíamos caminar por el sendero trazado, sin cortar ni dañar ninguna de sus especies. Es importante trasladar los posibles residuos que se generen al refugio. Percibimos muy claramente los cantos de varias aves; algunas sólo viven en las copas de los árboles mientras que otras se dejan ver tanto en el suelo como en las plantas altas. De pronto el bosque dejó de ser tan intenso y poco a poco se fue abriendo. Habíamos llegado al Valle de los Perdidos. Su nombre remite al pasado, cuando una familia pionera de Bariloche que intentaba ubicar los límites de sus tierras se perdió en estas laderas.
Nos encontrábamos en un mirador único, desde el que se podía ver a los 360 grados todas las cumbres de las montañas, con sus picos nevados y sus característicos colores. Unos minutos bastaron para contemplar y descansar, era momento de emprender la vuelta hacia el refugio, donde comimos algo mientras comentábamos las anécdotas del
trekking con los demás expedicionarios que se habían acercado al lugar.