La excursión tradicional por excelencia cuando el visitante arriba a San Carlos de Bariloche es, sin duda alguna, Teleférico Cerro Otto, por tratarse de un complejo recreacional en el que se conjugan diversión, cultura, aventura y naturaleza para todas las edades, en las cuatro estaciones del año. Y sobre todo, porque es ideal para disfrutar en familia y ninguna de las actividades que ofrece, requieren experiencia previa.
La Estación Inferior, desde donde parten 42 góndolas panorámicas con capacidad para 4 personas sentadas c/u, se encuentra ubicada en la intersección de Av. de los Pioneros y Av. S.M. Furman, a 5 km del centro de la ciudad. De fácil acceso ya que se puede arribar de manera individual pero también en los buses gratuitos del complejo que salen desde Villegas y Mitre y desde Av. San Martín e Independencia, Teleférico Cerro Otto se convierte en una experiencia para disfrutar desde el inicio mismo del ascenso. En sólo 12 minutos de vuelo se arriba a una de las cumbres más bellas de Bariloche, a 1405 metros de altura s.n.m. donde se encuentra el complejo propiamente dicho. Al ingresar, el visitante podrá comenzar por recorrer su imponente galería de arte, en la que se exponen calcos exactos y en tamaño original de El David, La Piedad y El Moisés, tres de las esculturas más imponentes del artista italiano Miguel Angel Buonarroti. Las mismas fueron calcadas directamente de los originales y certificadas por el gobierno de Italia y realizadas en polvo de mármol y resina acrílica lo que les otorga una similitud tan precisa a las auténticas que hay quienes se atreven a afirmar que no existe diferencia alguna. El recorrido continua por el microcine en el que se proyectan documentales sobre las bondades naturales del Parque Nacional Nahuel Huapi, la historia de Bariloche, de la Fundación Furman y del Teleférico propiamente dicho, producidos especialmente por el complejo. Ese espacio se convierte también, cuando llegan los estudiantes en su viaje de egresados o para grupos que llegan a través de agencias de viajes, en la única disco en la cima de una montaña Otto House Music, y también en escenario de distintos espectáculos.
Parada obligatoria es su exclusiva confitería giratoria en la que se pueden degustar exquisiteces de la repostería artesanal, platos típicos de la gastronomía regional como goulash con spatzle, truchas en distintas preparaciones y picadas de ahumados de la zona, entro otras variadas opciones, o simplemente riquísimos sándwiches para quienes prefieren comidas rápidas. Todo ello mientras se gira a una velocidad casi imperceptible en un ambiente cálido, rodeado de amplios ventanales que permiten captar las mejores imágenes del entorno natural. Como recuerdo de un día inolvidable, se pueden adquirir artesanías y variados productos originales en sus locales de recuerdos o fotografiarse con los tradicionales perros San Bernardo. Una vez en el exterior, las actividades varían según la época del año. Durante el invierno, cuando la nieve ya se ha instalado en la cumbre, la diversión se centra en el deslizamiento con trineos rodeando la pendiente de la montaña atravesando curvas peraltadas y un paisaje cautivante en todo el recorrido. Imperdibles las caminatas guiadas con raquetas por el bosque nevado, siempre acompañados de un experto en montaña quien ameniza el paseo con entretenidas explicaciones sobre la geografía, flora y fauna de la zona. Todo el año, ascenso y descenso en el Funicular de la cumbre, medio de transporte que traslada a los pasajeros desde el final de las pistas hasta la largada nuevamente; jardín de oración, un espacio de espiritualidad en las alturas y el rincón infantil en el que los más pequeñitos pueden seguir disfrutando mientras los adultos contemplan un entorno de belleza paisajística incomparable, con lagos, montañas, y exuberante vegetación. Durante el resto del año, cuando la nieve se retira, las pistas de trineos se tapizan con material vinílico y se transforman en pistas de Otto Kart: vistosos inflables estilo canadiense para divertirse a pura adrenalina y las caminatas ya no serán con raquetas sino con calzado apropiado para trekking. Los visitantes también se encontrarán con el “Cicuito Otto”, que incluye un puente colgante, cabaña de los espejos deformantes y laberinto del bosque. Imperdibles las vistas del Parque Nacional Nahuel Huapi desde la terraza y el deck panorámicos!! De regreso en la Estación Inferior, y antes de retirarse del complejo, la sorpresa los esperará en el local de Fotoshop, para que los pasajeros que lo deseen puedan retratarse en una góndola fija especialmente preparada a tal fin, imitando desopilantes piruetas, pero como si estuviesen en pleno vuelo, o vivir una experiencia distinta en el simulador de vuelo. Teleférico Cerro Otto pertenece a la Fundación sara María Furman (P.J. nº 1044) y el total de las utilidades recaudadas se dona anualmente a entidades de bien público, correspondiéndole el 50% a la Asociación Cooperadora del Hospital Público de San Carlos de Bariloche y el restante 50 % a dos organizaciones de la comunidad israelita de Buenos Aires.