Un recorrido divertido que brinda una maravillosa vista panorámica desde las alturas.
No hay que temer a las alturas, sino entregarse por completo a disfrutar de este maravilloso viaje en aerosilla. El camino hacia la cumbre del cerro Campanario dura siete minutos, es lento y se realiza a través de un túnel sumamente natural, de grandes arboledas. Poco importa el estado del clima en Bariloche. Con frío, lluvia o calor el cerro Campanario se encuentra bien dispuesto a brindar la posibilidad de observar, entre otros puntos, el famoso lago Nahuel Huapi en toda su magnitud. Cabe señalar que en la base del cerro se encuentran carteles explicativos que enseñan cómo reconocer y distinguir las especies nativas y exóticas.
Ya durante la subida en la aerosilla, los verdes de la naturaleza brillan muy fuertes hasta casi cegarnos. En todo el trayecto, la vista es sensacional. Llega el momento del descenso de la silla y hay que prestar mucha atención. Una vez que arribamos a la cumbre del cerro, la vista panorámica se torna imponente, maravillosa. Se puede ver claramente el cordón montañoso del cerro López y las pequeñas poblaciones que habitan por la zona. Los verdes se tornan aún más intensos y los espejos de aguas se multiplican por doquier. La mayoría de los visitantes no puede dejar de tomar fotos y más fotos a los bosques de árboles cipreses que “sostienen” la montaña. Otros prefieren alejarse un poco del grupo de gente para disfrutar de la vista en silencio y soledad. Es que la inmensidad se hace presente en cada rincón de manera clara y contundente. Para terminar el recorrido, una espectacular confitería nos invita a beber algo delicioso sin dejar de contemplar (completamente absortos) el paisaje majestuoso que ofrece la cumbre del cerro Campanario.