Navegar por el lago Viedma hasta las paredes milenarias de su glaciar y luego tener la posibilidad de caminar con grampones sobre él es algo difícil de olvidar. Sin dudas, una de las excursiones imperdibles desde El Chaltén.
A tan solo algunos minutos de
El Chaltén se encuentra uno de los lagos más hermosos que tiene la Patagonia argentina: el lago Viedma. Hay que llegar a la bahía Túnel para formar parte de los pasajeros que se embarcan a vivir esta singular experiencia que permite además de navegar por el lago, caminar sobre el glaciar. El catamarán es un hermoso barco, muy nuevo, que la firma Patagonia Aventura ha botado para desarrollar este tipo de excursiones. Se acerca al viajero con una naturalidad perfecta que permite disfrutar plenamente de la magnífica experiencia de aproximarse hasta las paredes del glaciar y apreciar sus colores, grietas, formaciones y sus propios sonidos, algo imperceptible a la distancia. Entre las excursiones que nos dieron para elegir aparecían tres que eran ideales para realizar durante nuestra estadía. Lo bueno que tienen es que en su mayoría son excursiones que se pueden realizar en medio día, todo el día o pernoctando una noche.
El Viedma Light consiste en una navegación de dos horas y media por el lago Viedma. La travesía nos acerca hasta el frente del glaciar, que se encuentra compuesto por enormes témpanos y paredes celestes de hielo de más de 40 metros sobre el nivel del lago. El Viedma Ice Trek consiste en la misma navegación con la opción de desembarcar en el promontorio rocoso frente al glaciar Viedma para desde allí caminar por el borde del glaciar, calzarse los grampones y comenzar a realizar un
trekking de dos horas y media sobre el hielo, explorando sumideros, grietas y cuevas. La otra, para quienes ya tienen una importante preparación física y gustan de la búsqueda de mayor adrenalina, es el Viedma Pro, cuya duración alcanza las nueve horas y, a diferencia de la caminata por el hielo, cuenta con el valor agregado de realizar prácticas escaladas en esta superficie.
En nuestro caso, elegimos el Viedma Ice Trek; según nos comentó nuestro guía Juan Aguada, que además de ser un gran conocedor de la zona es uno de los mejores andinistas del mundo con cumbre del Fitz Roy incluida, es la excursión que hace la mayoría de los turistas que quieren conocer el glaciar desde otro lado. Una vez que el barco se acercó a la costa y luego de haber observado el glaciar Viedma de muy cerca, bajamos en un roquedal de piedras grandes, que parecían quemadas y lavadas. Y de algún modo era así, según nos contó nuestro guía: “Sobre estas piedras se apoyaron durante miles de años los glaciares. El frío como así también la presión del hielo lograron dejar huella en la superficie que habitaron”. Luego de caminar unos metros, llegamos hasta el punto donde la roca se une con el glaciar y fue allí donde comenzamos a colocarnos los grampones para trepar el glaciar y caminar por él.
Ya preparados, comenzamos sin darnos cuenta a armar una fila y a caminar unos detrás de otros. Juan, nuestro guía, era quien comandaba al pequeño grupo. Así, unas tras otras iban sucediéndose grietas, sumideros y filos que lentamente íbamos dejando atrás mientras subíamos a las partes más altas del glaciar. El secreto es abrir bien las piernas para pisar y dar pasos cortos pero firmes. De esta forma no nos cansamos, no corremos el riesgo de lastimarnos con las puntas de los grampones y logramos avanzar con seguridad, algo fundamental para continuar con la travesía. Grandes paredes blancas, celestes y hasta de un color azul profundo fueron apareciendo mientras descubríamos las distintas partes del glaciar.
Juan tenía una sorpresa para nosotros y prometió mostrarla del otro lado de una gran trepada, donde había una laguna congelada cuyo color era realmente inimaginable. Con su pico de mano para escalar, comenzó a picar hielo y sacó de su mochila cuatro vasos y una botella de Baileys. De más está decir lo que sucedió; los vasos chocaron en el aire vivando así el momento. Los cuatros integrantes nos felicitamos por la odisea vivida en esta excursión que nada tiene de peligroso, siempre y cuando se obedezcan las indicaciones del guía. Seguimos caminado un rato más y esta vez Juan prometió mostrarnos algunos lugares únicos, como para que nuestra sensación de estar en un lugar mágico se multiplicara varias veces. Y así fue. Filos increíbles que anticipaban precipicios de hielo, grietas interminables cuyo fondo poseía un color que aumentaba su azul a medida que los ojos trataban de llegar hasta el final y algunas lagunas de hielo que mostraban debajo agua pura y limpia como pocas veces puede verse.
No hay duda de que el Ice Trek del Viedma es una de las excursiones más recordadas por quien se instala en El Chaltén. La diversidad de los paisajes vistos, a lo que se suma la posibilidad de disfrutar de un glaciar desde adentro, logra verdaderos fanáticos. Una aventura inolvidable.