Desde El Chaltén, tomamos los bastones de trekking y comenzamos a recorrer uno de los senderos más fáciles para los que recién comienzan con la aventura de caminar: la laguna Capri.
Al final del
pueblo, un cartel indicador anuncia el ascenso hasta la Laguna de los Tres, que es en realidad el punto más cercano al que se puede llegar para escalar el famoso cerro Fitz Roy, algo que intentan solo los escaladores profesionales. Desde este cartel un letrero indica también el ascenso a la laguna Capri, donde se encuentra el primer campamento para hacer noche y desde allí planear otras senderos para ir descubriendo.
No son más de dos las horas que separan la laguna Capri de El Chaltén, pero el sendero resulta tan interesante que es uno de los más elegidos por los visitantes a la hora de salir a caminar. El camino tiene cierta dificultad durante el primer tramo de la caminata, ya que hay que trepar bastante. Nos dábamos cuenta de que íbamos ganando altura a medida que avanzábamos. Pudimos observar el pequeño pueblo de El Chaltén y todos los puntos cardinales que lo rodean. Montañas, un valle que oficia de entrada y a su lado el famoso Río de las Vueltas, que se encarga de serpentear hasta correr paralelo al pequeño pueblo que cada día está más grande.
El camino se vuelve mucho más angosto hasta introducirnos en el bosque, donde pueden apreciarse todo tipo de especies, entre las que sobresalen las lengas. Los claros de vegetación permiten divisar distintas montañas y picos, algunos nevados, como así también pequeños arroyos y espejos de agua que llegamos a cruzar mediante puentes.
Al cruzarnos con algunos caminantes que avanzaban en sentido contrario, nos hicieron gestos de que nuestra llegada estaba próxima. La presencia de una pareja de pájaros carpinteros picando restos de árboles logró atraer nuestra atención para apreciar este digno regalo de la naturaleza. Fuimos protagonistas de un momento mágico, y más cuando las aves se percataron de que estábamos ahí y siguieron haciendo lo suyo, confiadas en que esta vez la presencia del hombre no les generaría daño alguno.
Comenzamos a distinguir distintas carpas iglú diseminadas entre los claros que dejaban ver los árboles. Habíamos llegado. La famosa laguna Capri se mostraba hermosa por donde se la mirara. Sus aguas azules y cristalinas y la presencia de algunas singulares moles de piedra detrás nos invitaban a seguir viaje, pero no era nuestra idea. Al costado del
camping se encuentra un mirador natural que resultó ideal para comer algunas de las viandas que nos prepararon en el hotel cuando avisamos el
trekking que realizaríamos. La laguna Capri es realmente un paraíso. La decoración que aportan sus vecinas montañas, entre ellas el cerro Fitz Roy, la hacen uno de los circuitos más fáciles e ideales para empezar a caminar por los distintos senderos de El Chaltén.