Muéstrame tu malecón

Puerto Montt es una ciudad que tiene su propio encanto. Se puede caminar su costanera o admirar sus calles, cerros, iglesias y museos. Aunque siempre se termina en la aromática Angelmó.

Caminando las cuadras que ofician de Av. Costanera es posible encontrar muelles, el Club de Yates, el puerto local, fabulosos cruceros, la caleta Angelmó con su feria artesanal y, enfrente, la isla Tenglo, famosa por su mirador y por el curanto que allí se come. Sobre la caleta Angelmó se encuentra el Mercado de Mariscos y Pescados. Allí se pueden conseguir cholgas, vieras, machas, locos y picororos, además de los famosos salmones rosados. Este mercado es uno de los más populares y característicos de Chile. Basta con oler sus aromas y traspasar sus puertas para que distintos puesteros, en su mayoría mujeres, comiencen a gritar a viva voz el plato del día y a invitar a sentarse dentro de los pequeños puestos. Mientras se come, es posible observar a los pescadores regresar con la pesca del día o ver incluso el trabajo diario de faenado de los peces y crustáceos que allí se obtienen.

  • Puerto de Angelmó

    Puerto de Angelmó

  • Las lanchas, goletas y veleros que amarran allí

    Las lanchas, goletas y veleros que amarran allí

  • Observar a los pescadores regresar con la pesca del día

    Observar a los pescadores regresar con la pesca del día

  • Costanera de Puerto Montt

    Costanera de Puerto Montt

  • Municipalidad de Puerto Montt

    Municipalidad de Puerto Montt

  • El seno de Reloncaví

    El seno de Reloncaví

También es posible embarcarse en una de las lanchas, goletas y veleros que amarran allí para visitar las islas del seno de Reloncaví y del Archipiélago de Chiloé. Hacia el Oeste se accede al sector Chinquihue, donde los palafitos (construcciones elevadas sobre troncos para impedir la entrada del agua) desafían las mareas desde lo alto y, junto al colorido de sus casas, le dan al lugar un aspecto muy especial. Al otro lado de la costanera aparece Punta Pelluco. Es el principal balneario de Puerto Montt, ubicado dentro de una zona hotelera y gastronómica donde la especialidad son los salmones y el curanto, una comida típica regional que consiste en alimentos varios cocinados en un pozo de piedras calientes y separados por grandes hojas de una planta típica. Más adelante, puede verse el bosque fósil de Punta Pelluco, donde hay restos de alerces semifosilizados con una antigüedad de más de 31.800 años que se observan cuando baja la marea. En los alrededores se pueden ver tres monumentos alusivos a la historia local. Uno de ellos está dedicado a los colonos alemanes llegados a mediados del siglo XIX. Por otro lado se exhiben la primera locomotora, que data del año 1906, y un tipo de embarcación ya casi extinguido llamado “lanchón chilote”, que se usó en la zona durante décadas. El Museo Municipal Juan Pablo II exhibe una variada colección de la historia natural, arqueológica y antropológica de la región, además de una muestra de armas, objetos de navegación, íconos religiosos y seres mitológicos de la zona. También allí es posible encontrar un verdadero tesoro: antiguas fotografías de la ciudad y una colección de objetos y testimonios de la colonización alemana. La iglesia jesuita es otro de los atractivos turísticos con que cuenta la ciudad de Puerto Montt. Los jesuitas llegaron al lugar en 1859 y la iglesia data del año 1872. Detrás de ella, sobre una colina, se encuentra el Campanario de los Jesuitas, construido en el año 1894. La sala de arte Diego Rivera es el edificio sede de las manifestaciones artístico-culturales que se dan en toda la región. Fue construido a través de un convenio chileno-mexicano de cooperación fraternal (1960-1 963). Ubicada en la actual Plaza de Armas, en ella es posible observar una escultura en bronce que representa a una familia de colonos alemanes y que conmemora los 125 años de la colonización alemana en toda la región del lago Llanquihue y sus alrededores, entre ellos Puerto Montt.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Eduardo Epifanio

Sugerencias De noche la ciudad se vuelve bastante peligrosa, por lo que se recomienda recorrerla en grupo y tomando taxis o autos de alquiler. Hay que tener también mucho cuidado con no dejar ningún tipo de pertenencias en los vehículos ni tampoco recorrer solos, y menos de noche, la zona portuaria.
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