Después de disfrutar de los atractivos de la ciudad, decidimos dejar de mirar al mar para volver a contemplar la cordillera y explorar otros lugares de la isla. Temprano por la mañana, salimos de la capital provincial por la ruta nacional 3. Los turbales se extendían a los costados de la ruta y mientras avanzábamos entre curva y curva cruzábamos los andes fueguinos. Pero el cruce mismo es el Paso Garibaldi, uno de los puntos más interesantes del recorrido, situado a 450 m.s.n.m. Sólo nos habíamos alejado 60 kilómetros de la ciudad cuando nos sorprendió el lago Escondido en medio de la cordillera al pie del Garibaldi. La belleza de este espejo de agua y todo el paisaje que lo rodea son verdaderamente impactantes. Nos detuvimos en el mirador para sacar algunas fotos y observar todo con más tranquilidad. Luego continuamos el zigzagueo del camino que bordea los paredones de la montaña hasta la otra punta del lago, donde funciona el aserradero Bronzovic. La chimenea que humea continuamente manifiesta la explotación forestal intensiva que se realiza en esta zona y que constituye la principal actividad económica del centro de la isla. La ruta ya había comenzado el descenso y abandonaba las montañas para entrar en la meseta. Cuarenta kilómetros más adelante estaba la cabecera del lago Fagnano, que con 100 kilómetros de longitud es el más grande de Tierra del Fuego, además de un excelente escenario para la pesca.