La capilla de la Asunción es un baluarte del arte religioso de la villa y sus habitantes la muestran con orgullo.
Aunque no practiquemos una creencia en particular, los seres humanos nos sentimos interiormente movilizados cuando visitamos un templo, una iglesia o una capilla. Como lugar de fe, existe en cada uno de ellos un aura, un misterio invisible, algo que nos hace sentir mínimos. Es común que caminemos por ellos casi en silencio, apreciando su esquema, sus lugares de adoración y las obras de arte que generalmente exhiben. Ese sentimiento de recogimiento espiritual nos brindó la Capilla de la Virgen de la Asunción de Villa La Angostura. Emplazada en una loma, muy visible y con un jardín muy cuidado, estaba rodeada por un bosque de viejas especies y varias araucarias que custodiaban su puerta principal.
Ascendimos por una escalinata de troncos y piedras hasta llegar a la entrada. La capilla está construida con piedra y tiene un techo a cuatro aguas cubierto de tejuelas de alerce negras. Se veía sólida e imponente a pesar de ser pequeña. El campanario se dejaba ver dentro de la torre y unos vitraux con motivos religiosos adornaban los ventanales laterales. La capilla fue construida en 1936 siguiendo la línea imperante de los edificios de Parques Nacionales con diseño del Arq. Alejandro Bustillo e inspirados en la arquitectura del norte europeo. En su momento, se privilegió el uso de materiales de la zona para lograr un conjunto muy armonioso. Entramos en silencio para no perturbar a una persona en posición de rezo. Elogiamos el trabajo de los ventanales vistos por dentro que, al dejar pasar la luz, lucían más vistosos que desde el exterior y daban luminosidad al interior. Dedicamos unos minutos a contemplar un cuadro de la escuela cuzqueña que supera los 200 años de antigüedad y el via crucis realizado en cerámica de las paredes laterales. Ambos detalles le daban calidez y valor a la sencillez del interior de la capilla. Cuando ya nos retirábamos, descubrimos otro lugar de oración ubicado en el mismo terreno pero un poco más abajo de la capilla. La Gruta de la Virgen de Lourdes, algo oscura y muy pequeña, fue realizada con piedra y protegida por una enorme hiedra. La imagen de la virgen, algunos candelabros y flores dejadas allí por sus fervorosos creyentes hacen del lugar algo destacable. Dejamos la capilla por su parte de atrás, donde se ofrece la posibilidad de estacionar los vehículos. Nos retiramos casi en silencio, como habíamos llegado.
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