Un paseo a caballo por los campos cercanos al pueblo para contemplar desde los mejores miradores el paisaje agreste de Aluminé.
Es difícil alejarse del encanto del río Aluminé, pero cuando uno toma distancia y aprecia el paisaje que rodea el pueblo, la estampa natural se completa y magnifica. Más aun si a los distintos miradores se llega a caballo atravesando los campos de los pobladores. La propuesta nos la hizo Martín Guzmán, quien desde hace 2 años organiza cabalgatas en las tierras que pertenecían a su abuelo, entre otros interesantes recorridos. Las calles silenciosas comenzaban a salir de la siesta cuando nos encontramos con Martín en el patio de su casa, donde ya nos esperaban los caballos atados al palenque listos para salir.En dirección a la Horqueta
Cruzamos el puente sobre el arroyo Poi Pucón y nos internamos en unos pastizales en el camino que lleva al cerro Ayoso, "desde donde se puede observar una de las mejores vistas de todo Aluminé", prometía Martín.
Luego de vadear un pequeño curso de agua, nos encontramos con el ganado que estaba pastando tranquilo. Seguimos el sendero y, después de pasar por algunas tranqueras, subimos por unas lomadas que se abrían en el valle.
El sol empezaba a caer y a medida que ganábamos altura la panorámica se volvía más hermosa. Al llegar casi a la cima del cerro, el tapiz de las casas, el río sinuoso y los verdes del valle resaltaba gracias a los rojizos y dorados del atardecer. Era un buen momento para detener la marcha y bajarnos del caballo. Rápidamente, Martín sacó de sus alforjas el mate y unas tortas fritas caseras que compartimos mientras disfrutábamos del sereno paisaje.A lo lejos, el filo del cerro la Horqueta ocultaba los últimos rayos de sol y casi en seguida empezó a soplar el viento.
A paso lento emprendimos la vuelta después de haber recorrido los pintorescos alrededores de Aluminé.