Una tranquila localidad que creció a orillas del hermoso río que le cedió el nombre. Caminamos por sus calles y te mostramos sus lugares más característicos.
El camino corre paralelo al río y viborea en la montaña hasta llegar al pueblo. Un caserío silencioso contrasta con la fuerza de ese río verde esmeralda que le da nombre al lugar.
Aluminé tiene la cadencia de las pequeñas localidades cordilleranas. En torno a la plaza San Martín se encuentran la terminal de ómnibus, el Juzgado de Paz, la Comisaría, el Concejo Deliberante, Radio Municipal, Canal Comunitario y el edificio municipal con su escudo que representa las riquezas de la región. Caminando por la calle Cristian Joubert hasta la avenida Cuatro de Caballería se llega a la iglesia María Auxiliadora, que luce una torre con un crucifijo y un pintoresco pórtico con detalles de piedra laja.
La Casa de la Cultura, sobre la diagonal Olascoaga, es el lugar para conocer y comprar artesanías características de la región, como tejidos, portarretratos, percheros, llaveros en cuero, colgantes de arcilla y utensilios de cocina en madera, entre otros artículos. Frente a este edificio en el predio de la terminal se organiza una Feria Franca donde productores y artesanos locales ofrecen sus productos. Volviendo a la calle Joubert, la Biblioteca Popular Juan Benigar, que cumple una importante función educativa y social, es otro de los rincones donde se puede conocer la cultura local. A poca distancia está la chocolatería artesanal Andino y justo enfrente se encuentra un espacio de esparcimiento y recreación conocido como plaza Las Piedritas.
Alejándose del centro, se puede subir hasta el Rahuecito, llamado de esta manera por su parecido con la bajada del Rahue, el camino que serpentea la sierra de Catan lil. Desde el Rahuecito se puede obtener una linda vista panorámica. Y si se bordea el río en sentido Norte-Sur, se accede al balneario municipal y a un
camping organizado en la margen opuesta. Desde este punto se pueden visitar distintos miradores con hermosas vistas del río y las montañas. Uno es el del cerro Tindiririca, que en lengua mapuche significa “para poder acceder al cerro es necesario pasar por el agua”; el otro mirador, situado a 4 kilómetros del puente Aluminé, regala una bonita postal de todo el pueblo. Contemplando el paisaje uno puede entender la dura lucha de los primeros pobladores contra la rigurosidad del clima, el desarraigo y la soledad. Será por ello que en la actualidad tanto los criollos como las comunidades mapuches originarias se preocupan por preservar y dar a conocer sus costumbres, sus valores y estilos de vida.