Una parada ineludible en el circuito de Pehuenia es el lago Ñorquinco. En su orilla, un camping agreste invita a quedarse para experimentar su encantadora calma.
Cascadas, magníficos bosques de araucarias, espejos de agua que brillan por sus tonalidades azules y verdes, altos paredones rocosos como texturas de la naturaleza, eso encierra el circuito Pehuenia. Hay que ir con tiempo y manejar tranquilo, no sólo por una cuestión de precaución ya que gran parte del trayecto es de ripio, sino porque a cada tramo el paisaje sorprende y obliga a detenerse para contemplarlo mejor.
Iniciamos el itinerario saliendo de
Aluminé por la ruta provincial 23 a la mañana temprano con un sol radiante. El desvío de la ruta 11 se encuentra a 20 kilómetros aproximadamente y desde ese punto comienza el ripio. El camino corre paralelo al río Pulmarí atravesando el paisaje que se acerca a la cordillera, en el que se distinguen esbeltas araucarias milenarias. Poco después de pasar el lago Pulmarí, uno de estos añosos árboles nativos se había caído bloqueando el camino por completo, por lo que tuvimos que parar y esperar a Vialidad para que despejara la ruta. Al reanudar la marcha, sólo faltaban 4 kilómetros para llegar al
camping del lago Ñorquinco, en el extremo norte del Parque Nacional Lanín.
Vida natural
Era mediodía cuando llegamos al “ecocamping” Ñorquinco, la hora ideal para un picnic a la sombra reparadora de los árboles. Mientras esperábamos a Daniela, la administradora y mentora de este emprendimiento desde hace 15 años, recorrimos todo el predio, que se extiende sobre la margen norte del lago Ñorquinco. El bosque que llega a la playa de arena blanca, el arroyo Nompehuén cruzando el
camping hasta desembocar en el lago, todo conforma un entorno mágico y apacible. Antes que Daniela llegó Aldo, el encargado de brindar los talleres de bio construcción, tai chi chuan y tiro con arco, los cuales aunque son diversos tienen puntos que los unen: contemplar la naturaleza y aprender de ella valiéndose sabiamente de los recursos que nos brinda. Mientras charlábamos, Aldo nos mostró la construcción de adobe que estaba realizando y después nos fuimos a practicar tiro con arco.
Al volver del bosque, Daniela ya nos esperaba. Siempre sonriente, me comentó que el ecocamping fue el primer emprendimiento de la Corporación Interestadual Pulmarí en 1993 y que desde ese entonces ella se encuentra a cargo. Como buena maestra rural, Daniela está a cargo de la guiada interpretativa que entre otras cosas muestra el Chenque (cueva), un bosque de robles y el sitio donde vivía el hijo de Juan Benigar, ilustre personaje de la región. Luego de compartir unos mates, nos despedimos de Daniela para seguir recorriendo la bella Pehuenia. En la próxima vuelta, prometimos que no nos iban a faltar la carpa y los días para que nos quedáramos a orillas del Ñorquinco.