Información detallada sobre las ballenas en la Patagonia

Otros cetáceos

Además de la ballena franca austral, existen otros tipos de cetáceos que navegan por las aguas de la Península de Valdés y los mares patagónicos. A continuación les mostramos una ilustración y una breve descripción de cada uno de ellos.

Delfín oscuro

Su nombre científico es Lagenorhynchus Obscurus. Su cuerpo es pequeño, su dorso es gris oscuro y su vientre es blanco. Su aleta dorsal posee una doble tonalidad y su hocico o nariz es corta, gruesa y oscura. Su peso oscila entre los 50 y los 90 kilogramos y llega a medir hasta 2 metros de longitud. Es muy curioso y una vez que se lo divisa es fácil llegar hasta él. Se lo ubica generalmente en los mares del sur más fríos.

Delfín Oscuro

Delfín nariz de botella

La televisión y el cine lo hicieron famoso con el memorable Flipper. Su nombre científico es Tursiops Truncatus. Se trata de un delfín de cuerpo robusto y color gris apagado que se vuelve más oscuro en su dorso. Su hocico es corto y tiene forma de botella, de ahí su nombre. Sus medidas van de los 2 a los 4 metros de longitud, mientras que su peso oscila entre los 150 y 700 kilogramos. Por su comportamiento, se lo considera uno de los más simpáticos habitantes del mar: se acerca a los bañistas, juega con ellos, acompaña los barcos en su recorrido y realiza saltos cuando está de buen humor.

Delfín nariz de botella

Tonina overa

Es famosa por sus colores blanco y negro, y por su elevada velocidad al nadar. Es una de las protagonistas de las costas de Rawson, allí incluso tiene su propio monumento. Sin embargo, deambula por casi todos los mares patagónicos. Su nombre científico es Cephalorhynchus Commersonii. Alcanza un porte estimado de 60 kilogramos, aunque su promedio de peso es de 45 kilos. Son chicas con respecto a otros cetáceos, llegan a medir no más de 1,5 metros de longitud. Son excelentes nadadoras y realizan grandes saltos: uno de los mayores atractivos es que se mueven en grupos de hasta veinte ejemplares, por lo que se presume que llevan una vida comunitaria. Habitan todo el litoral marítimo patagónico.

Tonina Overa

Delfín franciscana

Es una mezcla de delfín y pingüino. Su nombre científico es Pontoporia Blainvillei. Su fisonomía es de color pardo en el dorso y blanco en el vientre, su pico es largo y angosto, su aleta dorsal es pequeña y sus aletas pectorales tienen forma de espátula. No supera los 1,5 metros de largo y su peso promedio es de 40 kilogramos. Generalmente no realiza saltos y apenas deja ver parte de su cuerpo; es más lento que los otros delfines. Se lo divisa generalmente cerca de la costa.

Delfín franciscana

Orca

Famosa mundialmente por ser la protagonista de la película Liberen a Willy y mal llamada "ballena asesina", la orca es un habitante del mar cuya dieta incluye lobos marinos, pingüinos y elefantes marinos. Su nombre científico es Orcinus Orca y llega a medir más de 10 metros, con pesos superiores a las 9 toneladas. Su cuerpo es robusto y de color negro, su vientre es blanco y posee manchas de este mismo color detrás de los ojos y en parte de su cola. Su aleta dorsal es significativa y sus aletas pectorales (las de los costados) son anchas con forma de espátulas, más bien gordas. Más allá de su notable peso, son famosas por sus acrobacias (saltos, giros, velocidad en tramos cortos) y porque suelen salir del mar para buscar sus presas en la orilla. Estos comportamientos se pueden apreciar en algunos puntos de la Península de Valdés, así como también a lo largo de toda la costa patagónica.

Orca

Ballena Franca Austral

Aptas para todo público

Una de las tantas anécdotas que siempre se cuentan en la región de Valdés es la que sucedió a uno de los primeros guías balleneros. La historia cuenta que este barco salió a avistar ballenas y muchas de las personas que iban en él tenían distintas discapacidades, entre ellos había incluso no videntes. Lo cierto es que, luego de ver los saltos, las colas y el ruido de estas moles cayendo al agua, de pronto se generó un impactante silencio.

Sucedió que sin darse cuenta nadie, un enorme ejemplar de ballena franca sacó su cola por encima de la superficie, y lentamente, muy lentamente la deslizó por la baranda del barco, de manera suave y con tanta delicadeza que todos los tripulantes del avistaje pudieron tocarla, incluso los no videntes que, además del sonido de sus saltos pudieron sentirlas con sus propias manos.

Algo que habitualmente no sucede, pero que sirvió para que muchos prestadores vieran en esto una alternativa; las personas discapacitadas, incluso los no videntes, pueden avistar ballenas. Ellas, sin dudas, son para todo aquel que quiera acercarse a conocerlas.